XI

EL CAPITÁN

Jaun, Arbeláiz, el maestro Macrosophos, Chiqui, Martín Ziquin, Shaguit y Basurdi marchan, unos a caballo, otros a pie, por el camino del Bidasoa. El día es de invierno, el cielo está gris, y llovizna. Al pasar por entre Behobia y Biriatu, varios hombres les rodean. Es una cuadrilla de ladrones.

EL CAPITÁN.—¡Alto ahí!

JAUN.—¿Qué pasa?

EL CAPITÁN.—¡Alto he dicho!

JAUN.—¿Por qué?

EL CAPITÁN.—¡Quedáis detenidos! ¡Venga el dinero!

(Jaun saca la espada y se lanza a dar mandobles al capitán, pero éste para los golpes riendo, hasta que desarma a Jaun y tira su espada al río. Entonces Jaun coge el palo de la cruz y empieza a golpear a derecha y a izquierda a los ladrones.)

JAUN.—¡Rayos! ¡Granujas!

(Jaun golpea tanto, que se le rompe el palo y no le queda más que un trozo pequeño entre los dedos. El capitán se emboza en una capa gris, mira irónico con unos ojos negros, grandes, suelta una carcajada estridente y desaparece al galope. La cuadrilla ha escapado, dejando algunos hombres en el suelo. Chiqui azota a los que huyen con un vergajo, llamándolos Urde zikinak (sucios cerdos). Macrosophos y Basurdi se han escondido.)

ARBELÁIZ.—¡Estás fuerte, Jaun!; ¡hecho un chico!

JAUN.—No. ¡Ca! Me duele este brazo. Ya he perdido el hábito de las armas.

ARBELÁIZ.—De las armas, quizá; pero lo que es del palo…

MACROSOPHOS.—Manejas, amigo Jaun, de una manera pulcra y prepotente el argumento baculinum.

JAUN.—¿Ha caído alguno?

Basurdi—Tres o cuatro hay en el suelo.

JAUN.—¿No estarán muertos?

CHIQUI.—Atontados por los golpes, nada más. Eres incansable. ¡Qué manera de dar!

ARBELÁIZ.—Es una especialidad en el vapuleo.

JAUN. (A Basurdi.) ¿Qué haces tú?

BASURDI.—Voy a quitarles lo que llevan a los que han caído.

JAUN.—Cobarde para pelear y valiente para robar.

BASURDI.—¡Así te mueras! Cuando no te fijes tú, los desvalijaré a todos. (Mirando alrededor al poco rato.) ¿Dónde están los ladrones caídos? ¡Qué canallas! Se hacían los muertos y todos se han escapado.

MACROSOPHOS.—Esto parece arte diabólica.

JAUN.—¿A nosotros nos han quitado algo?

CHIQUI.—La cruz es lo que falta; lo demás se ha recuperado.

JAUN.—¡Qué casualidad! ¡Qué fastidio! ¡Después de que me había hecho Ederra tantas recomendaciones para que llevara su dichosa cruz!

CHIQUI. (A Martín Ziquin.) Se la hemos escamoteado Urtzi Thor, nuestro maestro, puede estar contento.