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LA PAMPOSHA SE ABURRE

PAMPOSHA.—Jaun.

JAUN.—¿Qué tienes, hija mía?

PAMPOSHA.—Que yo no puedo ir así. Me voy a caer.

JAUN.—¿Quieres que vayamos más despacio?

PAMPOSHA.—No. ¿No podría llevamos tu caballo a los dos? Así yo tendría dónde sujetarme.

JAUN.—Bueno. Baja del tuyo, y cuando lleguemos cerca de una piedra alta saltas sobre el mío.

(La Pamposha baja de su caballo y sube al otro con agilidad y se agarra a la cintura de Jaun.)

JAUN.—¡Qué ligereza ahora!

PAMPOSHA.—Cuando quiero soy muy ligera. No sigáis hablando de esas cosas, Jaun.

JAUN.—¿De qué cosas?

PAMPOSHA.—De cosas serias. Me aburrís mucho.

JAUN.—¿De qué quieres que hablemos?

PAMPOSHA.—De amores y de algo alegre.

JAUN.—Somos viejos para eso, Pamposha. Basurdi es todavía joven, pero es un animal.

PAMPOSHA.—Basurdi…, ¡ja… ja…!; ¡que risa me da!