Martes, día 2
SEMANA 45
LITERATURA
Esta es mi carta al mundo,
Que nunca me escribió.
Las sencillas noticias que la Naturaleza,
con tierna majestad, me dio.
Su mensaje está destinado
A manos que no puedo ver.
Por amor de ella, dulces compatriotas,
Juzgadme con amor.
Emily Dickinson (1830-1886) fue prácticamente una desconocida en vida, pero desde su muerte ha sido reconocida como una de las mejores poetisas estadounidenses. A pesar de que sus poemas son breves y revolucionarios epigramas tanto en estilo como en técnica, dan fe de la intensa vida interior de la autora.
Nació y se crió en la ciudad donde tenía sus raíces familiares, Amherst, en el estado de Massachusetts. Realizó sus primeras incursiones en la poesía a finales de la década de 1840, tras finalizar la educación secundaria; estos primeros trabajos son más convencionales y en ellos recurre a la métrica de baladas, himnos y otras formas tradicionales. Sin embargo, en la década de 1860 comenzó a jugar con las formas y a realizar atrevidos experimentos con el ritmo, la rima, las palabras y la puntuación. El resultado fue una serie de poemas en los que reina la tensión entre lo habitual y lo inesperado, y que presentan un aspecto inconfundible sobre el papel.
«Esta es mi carta al mundo» (compuesto alrededor del año 1862) constituye el epítome del estilo, la forma y la voz de Dickinson. No tiene título al igual que todos sus poemas, y por eso se conoce por su primera frase. Se compone de dos estrofas de cuatro líneas, o cuartetos, con versos tetrámetros y trímetros yámbicos rimados que se van alternando; es la forma habitual de las baladas, en la que cada verso cuenta con seis u ocho sílabas de acuerdo con un modelo en el que se alterna la rima tónica y átona. Pero Dickinson jugó con este modelo estándar: el primer verso no comienza con un pie yámbico, sino todo lo contrario, con un pie trocaico (tónico-átono), que resalta la palabra «Ésta». Como era habitual en ella, intercaló el poema con guiones con el fin de romper el ritmo de los versos y subrayar determinadas palabras.
Este poema ilustra los temas introspectivos que tanto gustaban a la autora —en el caso que nos ocupa, la creatividad artística—. Su forma de dejar patente su inseguridad era presentar al mundo el resultado de su energía creativa, correr el riesgo inherente a dejar el «mensaje» de sus obras en «manos que no veo». En el último verso, «Juzgadme con amor», Dickinson resume la ansiedad que probablemente ha sentido todo artista o escritor de este mundo.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1. De los más de 1700 poemas que escribió, sólo publico 7 en vida.
2. Dickinson también fue una prolífica autora de correspondencia; escribió cientos de cartas, de las que se conserva la mayor parte. Los expertos aprecian enormemente su correspondencia, ya que en ella Dickinson utilizaba un lenguaje tan rico como el que empleaba en su poesía.
3. En las dos últimas décadas de su vida, jamás, dejó su casa familiar en Amherst.