Nativos americanos

Al principio la tribu de los Nez Percé, que había vivido en el noroeste del Pacífico durante miles de años, tenía una relación amistosa con los blancos que empezaban a asentarse en su región en el siglo XIX. Sin embargo, en 1863 el gobierno de Estados Unidos decidió imponer un nuevo tratado que los obligaba a agruparse en una minúscula reserva. Washington quería hacer hueco para los colonos que fueran llegando.

La tribu, furiosa ante esta traición, provocó una revuelta en 1877, a la que el gobierno norteamericano respondió con el envío del ejército bajo el mando del famoso general William Tecumseh Sherman, quien había causado estragos en el sur durante la guerra de Secesión. Acorralado tras unos pocos meses de lucha, el jefe de los Nez Percé reunió a sus fatigados guerreros para anunciar su rendición: «Oídme, mis jefes», dijo el jefe Joseph. «Estoy cansado, mi corazón está enfermo y triste. Desde donde reposa ahora el sol, no lucharé más contra el hombre blanco».

El elocuente discurso de rendición del jefe Joseph, que en aquella época fue muy difundido, fue visto como un elogio no sólo a su tribu, sino a toda una civilización derrotada que en su tiempo habitó el oeste de Estados Unidos. A finales de siglo ya se había acabado con todo tipo de resistencia organizada. La masacre de la tribu de los sioux en Wounded Knee (Dakota del Sur) en 1890 fue el último enfrentamiento armado entre blancos y nativos.

Reubicados en reservas, los nativos americanos siguen siendo uno de los grupos de ciudadanos más pobres de Estados Unidos, con un tercio del total que viven por debajo del umbral de la pobreza. La reserva sioux de Pine Ridge, situada en el lugar de la masacre de Wounded Knee, es la comunidad más pobre de este país. El gobierno los desalojó de sus tierras en nombre del progreso, y los nativos americanos aún siguen hundidos en la desolación.