Me engañaste, y: «¡No has sido tú el primero!»,
dijeron mis amigos,
un tiempo de tus pérfidos engaños
víctimas ó testigos.
No sé quién fué el primero, mas el último
sé que será un gusano:
buscará el corazón en tu cadáver
y ha de buscarlo en vano.