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BRECHA

David hizo sonar la alarma general tan pronto como detectó los primeros temblores. Dos segundos más tarde detuvo los motores, que estaban funcionando al ochenta por ciento del empuje máximo. Después esperó cinco segundos más antes de cerrar las compuertas herméticas que dividían la Goliat en tres unidades autónomas.

Ningún humano podría haberlo hecho mejor, y todo el mundo alcanzó el módulo de emergencia más próximo antes de que el casco se cuarteara (afortunadamente sólo en una sección de la nave). El capitán Singh pasó lista rápidamente y, tan pronto hubo respondido toda la tripulación, pidió a David un informe de la situación.

—Nuestro empuje permanente debe de haber debilitado parte de la superficie del asteroide y el suelo ha cedido. He aquí una imagen exterior de los daños.

—¿Ve usted eso, Colin?

—Sí, capitán —respondió el científico desde su cápsula de seguridad—. Esa pata parece haberse hundido un metro, como mínimo. Estoy asombrado. Comprobé todo el terreno y habría jurado que era roca firme. ¿Puedo salir a echar un vistazo?

—Todavía no. David, informe de la integridad de la nave.

—La sección delantera ha perdido todo el aire. AI producirse el hundimiento hemos golpeado contra Kali con la suficiente fuerza como para abrir una brecha. La Goliat no ha sufrido más daños, pero, al desplazarse, parte del andamiaje ha producido una ruptura en el tanque 3.

—¿Cuánto hidrógeno hemos perdido?

—Todo el contenido. Seiscientas cincuenta toneladas.

—Maldita sea, ahí iba nuestra reserva para escapar. Bien, empecemos a reparar el estropicio.

—Capitán Singh informando a Vigilancia Espacial. Tenemos un problema, pero no es grave… todavía.

»Parece que nuestro empuje continuado ha debilitado la superficie de Kali justo debajo de la nave y una parte del suelo se ha hundido. Todavía no sabemos el motivo exacto, pero ha sido un hundimiento menor, de apenas un metro. El único daño sufrido por la nave ha sido una grieta en un compartimento, de fácil reparación.

»Sin embargo hemos perdido todo el propelente que nos quedaba y, por tanto, no podemos realizar más alteraciones en la órbita de Kali. Afortunadamente, como es sabido, hace varios días que hemos entrado en la zona de seguridad. Según los últimos cálculos, pasaremos a más de mil kilómetros de la Tierra, siempre que Stromboli no nos empuje de nuevo a una trayectoria de colisión. Por suerte las erupciones parecen debilitarse. Sir Colin opina que está literalmente perdiendo gas.

»Este acci…, hummm, este incidente significa que estamos varados en Kali. De todos modos, la situación no parece muy problemática. Rodearemos el Sol los dos juntos y esperaremos a que nuestra nave hermana, la Hércules, venga a rescatarnos en nuestro viaje de regreso.

»Todos estamos animados y esperamos cruzarnos con la Tierra sin incidencias exactamente dentro de treinta y cuatro días. Capitán Robert Singh, fin de la transmisión desde la Goliat.

—¿Sabe una cosa, capitán? —dijo el geólogo—. Empieza usted a parecer un piloto de avión comercial de las viejas películas del siglo XX: «Señoras y señores pasajeros, esas llamas de los motores de babor son perfectamente normales. Dentro de un momento la azafata les servirá café, té o leche. Lamento que no podamos ofrecerles nada más fuerte en este vuelo, pero las normas no lo permiten…, ¡hip!»

Aunque el capitán Singh no consideraba nada divertida la situación, tenía que reconocer que a veces un poco de humor resultaba de gran ayuda.

—Gracias, Colin —respondió—. Ha conseguido que me ría, pero ¿qué posibilidades cree usted que tenemos? Déme una respuesta directa, por favor.

Esta vez le tocó al geólogo ponerse serio.

—Mis cálculos son tan fiables como los suyos, capitán. Todo depende del Stromboli. Espero que esté agotándose, pero cuanto más nos acercamos al Sol, más se calienta Kali. ¿Es suficiente nuestro margen de seguridad o seremos devueltos a una trayectoria de colisión? Sólo Dios lo sabe, y desde luego no podemos hacer nada al respecto. Pero una cosa es segura. Ahora que nos hemos quedado sin hidrógeno, ni siquiera podemos despegarnos y ponernos a salvo. Para bien o para mal, estamos todos juntos en esto. Kali, la Goliat y la Tierra.