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ATLAS

La misión del Atlas mitológico era impedir que Ion ciclón se precipitaran sobre la Tierra. La misión del módulo de propulsión Atlas que transportaba el Goliat era mucho más sencilla: solamente tenía que sujetar una porción minúscula de los cielos.

Ensamblado en Deimos, el satélite exterior de Marre, Atlas era poco más que un conjunto de motores de cohete, fijado a unos tanques de propulsante que contenían doscientas mil toneladas de hidrógeno líquido.

Aunque el motor de fusión del Atlas generaba menos empuje que el primitivo cohete que había llevado a Yuri Gagarin al espacio, podía mantenerlo durante semanas, y no durante unos pocos minutos.

Aun así, su efecto sobre un cuerpo del tamaño de Kali sería nimio: un cambio de velocidad de apenas unos centímetros por segundo.

Pero, si todo salía bien, debía ser suficiente.

Era una lástima que los hombres que habían debatido con tanta vehemencia en favor —y en contra— del proyecto Atlas, no pudieran conocer jamás el resultado de sus esfuerzos.