PREFACIO

Esa investigación sobre la aventura espiritual e histórica de los masones no se inscribe en polémica alguna. El lector contemporáneo, a nuestro entender, no se interesa ya por manifiestos favorables u hostiles a una orden mal conocida aún. Las comunidades masónicas, al igual que otras sociedades iniciáticas, intentaron percibir lo sagrado y crear una fraternidad de espíritu y corazón para ofrecer a los hombres un verdadero ideal. A pesar de las desviaciones y de las vicisitudes históricas, algunas logias masónicas, tanto hoy como ayer, son el símbolo vivo de una comunión en la que el hombre vive una experiencia interior alimentada por lo simbólico. A través de ellas, la masonería se presenta como uno de los caminos de búsqueda del conocimiento, un camino que no topa con creencia alguna. ¿Acaso el arte de construir el templo, tan caro a los albañiles de la Edad Media, que eso significa en francés la palabra «magoti», no concierne a cualquier hombre preocupado por la autenticidad?