En 1880, Auguste Mariette descubrió en Abydos una estela del Imperio medio a nombre de la dama Taniy; le faltaba la parte superior, recientemente identificada como tal, de manera que actualmente se dispone del monumento completo.[192] Resulta difícil saber en qué reinado vivió exactamente, tal vez en el de Amenemhat II, pero lo fundamental es el extraordinario texto de la estela.
Extraordinario porque se refiere a la participación de una mujer en los misterios de Osiris, sobre los que se tiene escasa información.
Taniy era venerada (imajet) por Osiris, poseía el estado de venerable (imaj) y había sido reconocida como «de voz entonada»; podía comparecer ante Osiris, el gran dios, señor de Abydos, su esposa Isis y su hijo Horus. Ataviada con un largo vestido de tirantes anudados por debajo de sus desnudos pechos, tocada con una peluca corta y un ancho collar, la vemos sosteniendo una flor de loto en la mano izquierda y escanciando una libación en una mesa de ofrendas. En la eternidad dispondría de miles de panes, cántaros de cerveza, bueyes, aves, perfumes e incienso. La dama Taniy hacía un llamamiento a los sacerdotes puros y a los servidores del dios que tenían acceso al templo de Osiris, pidiéndoles que hiciesen ofrendas cada día y en todas las fiestas.
Luego Taniy nos revelaba cuál había sido su experiencia:
«Tengo carácter, estoy al frente de los que conocen; una venerable, alabada por mi señor, perfecta por lo que sale de su boca, a la que el rey ha distinguido por su equidad. Me ha recompensado con presentes cada día; he entrado entre alabanzas y he salido como una mujer amada; soy alguien cuya mención revela sus cualidades, que formula los ritos que por ella se cumplen,[193] una venerable ante la gran esposa real, que se une a la corona blanca».
Taniy era, por lo tanto, un personaje familiar en la corte real o, cuando menos, bastante conocida para que se apreciasen sus cualidades. Continúa revelándonos algunos episodios de los misterios de Abydos:
«La conocida del rey, Taniy, ha ido a Abydos en ese día del que no se habla; después de entrar en la tienda divina ha visto los ritos secretos».
Esta tienda era una especie de capilla que albergaba un símbolo de Osiris, sin duda una estatuilla que lo representaba bajo la forma de una momia que servía de soporte a los ritos de resurrección.
«Después de haber subido a la barca (neshemef) —Taniy continúa hablando de sí misma—, ha cruzado el río en la barca divina. La conocida del rey, Taniy, ha salido a la llanura de Ra con las plantas llamadas “la vida que hay en ti” en sus ojos, nariz y orejas, y el producto llamado “los hermanos del cielo” sobre sus miembros. Tayt (la diosa de los tejidos) la vistió, y sus ropas fueron un regalo de Horus el mayor en el día en que tomó la gran corona».
Y el texto concluye:
«Que tu nariz[194] te pertenezca, y que tus ojos vean, oh verdadera conocida del rey, Taniy, de voz entonada, dama venerada».
Henut-udjebu, «la señora de la esplendidez (o de los tejidos)» fue inhumada en un magnífico ataúd de madera dorada y pintada depositado en la tumba de Hatiay, en Tebas.[195] Ama de casa y cantora de Amón, la dama Henut-udjebu se había convertido en un Osiris. Su cara, de oro estucado, se ve luminosa y serena; el vidrio negro utilizado para fabricar las pupilas y el blanco para la córnea reproducen una mirada brillante. El collar de perlas termina en capullos dorados de flores de loto.
Vale la pena que nos detengamos a leer atentamente el texto de la tapa que cubre el sarcófago:
«Palabras pronunciadas por el Osiris Henut-udjebu, de la voz entonada: “Oh mi madre Nut (el cielo), extiéndete sobre mí, para que yo tenga un lugar entre las estrellas imperecederas que están en ti y no mueren.”».
Henut-udjebu, amada por la diosa del cielo, se unía a ella para vivir la inmortalidad estelar, tal como la conocían los faraones del Imperio antiguo.
Tauau, instrumentista del sistro de Amón-Ra, vivió en la época tolemaica; un papiro, afortunadamente conservado,[196] revela las etapas de su iniciación y las notables consecuencias que se derivaron.
Después de ser reconocida como «de voz entonada» por el tribunal divino, Tauau obtuvo la maestría del verbo y de su corazón; también realizó tres votos: «refrescar» su corazón, es decir, regenerarlo ininterrumpidamente, obtener una fuerza idéntica a la de Sejmet, y disfrutar de una vejez feliz en el más allá, como Osiris resucitado. Como ser de luz, la dama Tauau se convirtió en Atum, el creador; Ptah, el hacedor; Thot, el conocedor; Amón, el rey de los dioses; Osiris, el señor del otro mundo, y Hator, el oro del cielo. Ella se identificó con todas las divinidades, convirtiéndose en el padre y señor de todas las fuerzas divinas.
Esta identificación explica que no muriera una segunda vez y disfrutara de una completa libertad de movimientos en los espacios del más allá.
La estatua de la dama Takushit, procedente de la XXV dinastía, expresa una simbología similar; sobre su cuerpo de piedra se evocan las divinidades de Heliópolis, de Menfis, de Mendes y otros lugares sagrados. Todo el panteón la hace revivir para la eternidad, ya que su ser resucitado está formado por el conjunto de fuerzas de creación.
En la colección arqueológica de la Universidad de Liverpool se encuentra una modesta sepultura bastante estropeada, pues faltan las cabezas y los pies.[197] Está claro, sin embargo, que se trata de dos mujeres. En la estatuaria, este tema resulta excepcional; nos preguntamos si representa a dos iniciadas, dos hermanas miembros de una comunidad de reclusas, que compartían el mismo misterio y deseaban permanecer juntas para siempre.