El traductor agradece al profesor John J. Scanlan, director general del St. Brendan’s College, la ayuda que permitió dilucidar misteriosos aspectos de la vida, la lengua y las costumbres de su patria, la vieja Irlanda.
Gracias a su colaboración experta, el traductor no se extravió en los vericuetos y las callejuelas de Dublín, ni quedó varado —¡suprema indignidad!— en alguna de las tabernas que visitó acompañando a Sebastián Dangerfield.