Los deseos del corazón son retorcidos cual sacacorchos,

no nacer es el mejor sino del hombre;

el segundo mejor es una orden formal,

las pautas del baile, baila mientras puedas.

Baila, baila, que la figura es fácil,

la melodía es pegadiza y no se detendrá;

baila hasta que se desprendan del techo las estrellas;

baila, baila, baila hasta que no puedas más.

W. H. Auden, «El eco de la muerte»[1]

Vamos a morir, y eso nos hace afortunados. La mayoría de la gente no va a morir nunca porque nunca va a nacer. La gente que podría haber estado en mi lugar pero nunca verá la luz del día supera los granos de arena del Sahara. Sin duda, esos fantasmas que no nacieron incluyen mejores poetas que Keats y científicos superiores a Newton. Lo sabemos porque el conjunto de gente posible que permite nuestro ADN supera enormemente el conjunto de gente real. Frente a esas probabilidades asombrosas, tú y yo, tan corrientes, estamos aquí.

Richard Dawkins, Destejiendo el arco iris

Ah, las palabras son pobres recipientes para lo que el tiempo se ha llevado…

John Clare, «Remembrances».