«A cargo del Nilo», o dicho de otro modo, responsable de la crecida fertilizadora [1] del río terrenal, el Faraón es identificado con Hapy, el dinamismo [2] divino de esta crecida: la comida abundante del Faraón es más abundante que Hapy, el Faraón es inundado de ofrendas divinas, es inundado [3] entre los dioses. Es en la generosidad del Nilo celestial donde nace [4] la prosperidad terrena: el Faraón se desplaza por el agua de la luz divina (Ra) y del Horus de la región de luz, las aguas de la vida que están [5] en el cielo vienen, las aguas de la vida que están en la tierra vienen. Y es el aire luminoso (Shu) el que trae las aguas, elevadas por unas fuentes [6] divinas en las que el dios Tierra (Geb) purifica sus miembros. Las «aguas puras» que abrazan los pies del rey existen gracias al Principio [7] (Atum) y han sido creadas por el falo de Shu y la vagina de Tefnut, la pareja [8] primordial. El Faraón recibe el agua pura que brota de la fuente mítica del Nilo, la caverna de Elefantina, capital de la primera provincia [9] del Sur, la cabeza del doble país.
En el agua del Nilo hay «seres luminosos» (aju), fuerzas ocultas que difunden la energía, y a las que se les pide venerar al Faraón. El rey no tiene nada que temer del agua del otro mundo; si descendiera a ella, Osiris [10] le levantaría, las dos Enéadas le respaldarían y Ra le daría la mano para llevarle al lugar donde se halla Dios. [11]
«Gran superior de los grandes canales» reunidos para él, el Faraón [12][13] es en sí un canal; regulador de las vías «acuáticas» por las cuales circula [14] la energía celestial, es al mismo tiempo uno de sus elementos y la síntesis. Es en la orilla del «canal sinuoso» donde ha caído el ojo de Horus; montado en el ala de Tot, el rey se dirige a ese lugar para apropiárselo. El barquero del canal sinuoso anuncia su llegada a la luz divina (Ra) y le trae la barca para pasarlo al otro lado, hacia el Oriente del cielo. [15]
El Faraón utiliza varias formas de desplazamiento, condiciones de la vida en eternidad, en las extensiones acuáticas celestes. Nada, se sirve del «gran bajel de juncos» lleno de luz y de los bajeles de juncos construidos [16] por la barca del día y por la barca de la noche: al igual que los [17] dioses, le permiten dirigirse hacia la región de luz y la luz divina. Se [18] pide a los dioses del Occidente, del Oriente, del Mediodía y del Septentrión que construyan los cuatro bajeles de juncos del cielo para permitir la ascensión del Faraón y su travesía del «cielo fresco» donde aparecerá como un gran dios. [19]
Se ponen a disposición del rey unas barcas solares, en especial «la barca solar del ojo de Horus»; el rey ordena al barquero que se la traiga, y este último no puede ni negarse ni pedir al viajero el precio del pasaje en «la gran barca solar» que puede ser, por otra parte, una embarcación que vuela por los cielos, puesto que lleva el nombre de «Levanta el vuelo y se posa». [20]
El Faraón le pide a su madre que le lleve en barca hacia su lugar de residencia, que le sirgue con una maroma resistente. Ocupa su asiento [21] en la barca del dios y su comida es como la de la barca del dios. Sentado [22] en la proa de la barca de las dos Enéadas, el rey maneja el remo que [23] debe acordarse de él y al que se le ordena: Tú que estás en la mano del [24] barquero del campo de los juncos, tráele la barca solar al Faraón, y hazle cruzar. El Faraón es él mismo el gran remo-timón y el remo en la [25] barca de la luz divina como en la de la Enéada donde da órdenes a los [26] dioses. [27]
El rey duerme en la barca de la noche, se despierta en la del día, asoma al alba con la barca del día y desciende con la de la noche. Estas dos [28] barcas son los ojos de Osiris, y la barca de la noche contiene la serpiente [29][30] de la eternidad; la del día, el ureo alzado. El Faraón toma la carga de [31] la barca de la noche, la barca del día es su madre que le hace nacer cada [32] mañana. [33]
En tanto que hijo del Principio (Atum), el Faraón no puede estar «sin barca», y la barca solar es preparada para él. Horus no deja al rey [34] sin barca, Tot no está sin barca, el Faraón no está sin barca, y por otra [35] parte puede cruzar al otro lado gracias a las «pértigas» de Horus y a las [36] alas de Tot. [37]
El sin barca es un ser desprovisto de todo, que ni siquiera puede pagar el módico precio de la travesía de una orilla a otra; aunque es un ser justo y respeta a Maat, será no obstante cruzado hacia uno de los paraísos, el campo de los juncos. [38]