Los Textos de las Pirámides no son un libro en el sentido moderno del término, pues no estaban destinados a ningún público. Una vez cerrada la pirámide, al término del ritual de resurrección, estos textos grabados en los muros se animaban por sí solos y vivían de su propia vida, en este mundo y en el otro a la vez, siempre en secreto.
Dos términos expresan esta noción. El primero, unen, hace un juego de sentidos con men, «durar, ser estable, sólido». El Faraón es secreto, secreto, se afirma. En el Más Allá, el rey crea el secreto sin el cual nada [1] podría ser duradero. El secreto es la condición primera de la estabilidad, [2] al tiempo que juega un papel de protector de los dioses. [3]
El segundo término es sheta: en el secreto se encuentran los miembros del Faraón Osiris que deben ser reunidos; siendo la reconstitución [4] del cuerpo osiriano el acto necesario para que el proceso de resurrección se lleve a cabo, el secreto mayor de los Textos de las Pirámides radica en la forma de lograrlo, lo que veremos en el capítulo siguiente.
El Faraón se dirige hacia aquellos cuyos asientos están ocultos y él [5] pertenece al corazón de aquel cuyos asientos están ocultos; el rey les da [6] órdenes y guía a sus venerables. Salve, Faraón, cuyos asientos están [7] ocultos, se le dice. [8]
No sólo el Faraón va al corazón del secreto, sino que también la forma bajo la cual se manifiesta permanece secreta: He aquí que el Faraón ha salido en este día bajo la forma verdadera de un ser luminoso; está [9][10] equipado de su forma, es Geb quien lo equipa con ella, recibe la forma [11][12] de un dios; pero su forma está oculta como Anubis sobre su vientre. Este [13] chacal Anubis, echado sobre un cofre misterioso, es precisamente «el superior de los secretos», pues es él quien conoce el proceso de momificación que permite transformar el cuerpo mortal en cuerpo osiriano. Juez del tribunal, Anubis cuenta los corazones; la palabra del Faraón asciende [14][15] hacia Anubis, y es de la boca de Anubis de donde surge la dignidad del Faraón que sale a la voz de Anubis, quien le transforma en ser de [16] luz. El dios ordena que el ser de luz, esté detrás del Faraón y su potencia [17] en él, y el Faraón es Anubis que tiene autoridad sobre el templo. El [18] dios toma la mano del rey y ordena que descienda como la estrella matutina. [19][20] El Faraón se identifica con él y con otro dios chacal, Up-uaut, el [21] abridor de los caminos que abre para él un camino y hace tomar el vuelo [22] al Faraón hacia el cielo, entre sus hermanos los dioses.
Así se revela [23] el secreto.