CAPÍTULO 43
LA PLENITUD
 (HOTEP) 

El término hotep, que se escribe con un altar de ofrendas, es un concepto fundamental de la espiritualidad egipcia sobre el que los Textos de las Pirámides son prolijos. Hotep es la calma opuesta a la tempestad y al mal tiempo, la paz que el Faraón hace vivir al margen de la guerra, la serenidad [1] y la plenitud de la que está dotado. El cielo está en paz cuando [2] oye que el Faraón ha puesto a Maat en el lugar del desorden, y la tierra [3] puede igualmente conocer esa felicidad si los rituales de ofrendas se llevan [4] a cabo correctamente. [5]

Hotep se encarna en un dios que da su mano al rey, el cual se identifica [6] con él y así puede abrir el cielo líquido. Cuando él vive la sabiduría [7] el Faraón se coloca en lo alto del cielo, en el lugar donde él está «con el corazón apaciguado». Alcanza la plenitud en su nombre de «potencia vital [8] apaciguada» (ka hotep). Existe también una diosa Hotepet, que es la [9][10] madre de la luz divina y da a luz al Faraón. [11]

La expresión «ven en paz (hotep)» es frecuentemente utilizada; se trata de un deseo que los dioses, las dos Enéadas, los padres celestiales dirigen al rey, y la diosa Cielo constata: Mi hijo el Faraón ha venido en [12] paz, viene en paz hacia Osiris que se despierta en paz. También Ra y el [13] Faraón se despiertan en paz, y el rey le dice al barquero «despiértate en [14][15] paz» para que su travesía se efectúe «en paz». [16][17]

El Faraón pide a la «gran ola» apaciguar (sehotep) a los hombres y a los dioses, y él mismo apacigua a las estrellas imperecederas, a los seres [18] de luz y a los conocedores; o dicho con otras palabras, les confiere la [19][20][21] plenitud de su ser para que se exprese plenamente su naturaleza: Feliz (hotep) de vivir de los corazones de los dioses y de su magia, el Faraón [22] satisface (sehotep) a los dioses con lo que les es debido y satisface a la [23] Enéada celestial y terrenal con su pan. Apacigua a Horus y a Set para [24] que estén en paz tras haber disputado y los dos señores divinos están en [25] paz. El comienzo del capítulo 44 insiste en la paz que reina tanto de día [26] como de noche gracias al apaciguamiento de las dualidades masculinas y femeninas:

Está en paz para ti el sol en el cielo.

El apacigua para ti a los dos señores.

La noche está en paz para ti.

Son apaciguadas para ti las dos soberanas. [27]

Es gracias a los ojos del Grande que están en él como el Faraón está en plenitud, es gracias al ojo de Horus como conoce este estado espiritual. [28] El rey viene en paz hacia Horus, su rostro está en paz frente al dios que [29][30] confiere la plenitud a su corazón, para siempre jamás. Es la plenitud a la [31] vez para el Faraón y para Horus que está sobre su lengua, pues el rey [32] la alcanza gracias a la palabra de Horus. Es por ello por lo que Horus [33] está satisfecho en razón de lo que ha llevado a cabo. [34][35]

¿Por qué están «contentos, satisfechos, felices, en plenitud» los dioses? Porque Tot, en quien se encuentra la plenitud de las divinidades, ha formulado la lengua sagrada: Atum, Shu, Tefnut, Geb, Nut, Osiris, Isis, [36] Set, Neit, todos los dioses que están en el cielo, todos los dioses que están en la tierra y en las regiones llanas, todos los dioses del Sur, del Norte, del Oeste y del Este, todos los dioses de los nomos, todos los dioses de las ciudades están en plenitud a causa de esta grande (ur) e importante (aa) palabra salida de la boca de Tot para Osiris. Están igualmente [37] dichosos de lo que el dios Tierra y el Faraón han formulado. [38]

Otro motivo de plenitud para los dioses es el nacimiento del Faraón: Horus está en plenitud a causa de su padre, Atum está en plenitud a causa de sus años, los dioses del Oriente y del Occidente están en plenitud a causa de la gran estrella que viene al mundo en los brazos de la que trae al mundo al dios. [39]

Corresponde al Faraón pacificar las Dos Tierras y los campos, así [40][41] como dirigirse hacia «el lugar de la plenitud» y «el valle de los apaciguados» [42] cuya soberana es la corona blanca, madre del rey. El Faraón está en plenitud y en vida en el Occidente, lugar por donde se pone el sol, que es [43] otro significado de la palabra hotep. Quien ha contemplado una puesta de sol sobre el Nilo, en el momento en que una paz inefable vuelve el corazón [44] feliz, ha experimentado lo que implica el estado de hotep.

Si el año puede ser dichoso y apacible, es gracias a la presencia del Faraón cuya plenitud espiritual se produce a lo largo de los años, para así [45] sacralizar el tiempo. [46]

Dos actitudes permiten alcanzar la plenitud: ver y oír. ¡Qué dicha (hotep) ver! ¡Qué dicha para aquéllos que oyen! Un magnífico pasaje muestra [47] que el ser entero del Faraón se realiza en esta plenitud espiritual, que es paz y felicidad: [48]

La plenitud es lo que te ha sido traído.

La plenitud es lo que ves.

La plenitud es lo que oyes.

La plenitud está delante de ti.

La plenitud está detrás de ti.

La plenitud es tu bien. [49]