El tema del ka ocupa un lugar importante en los Textos de las Pirámides. La palabra se escribe con dos brazos alzados hacia el cielo, en señal de veneración, y es sinónimo de ka, «el toro», el animal más poderoso de la creación desde el punto de vista egipcio. Por imperfecta que pueda ser, la traducción «potencia vital» nos parece que es la más sintética. El ka es una potencia sobrenatural, pero puede fijarse en la naturaleza; así, consumir un alimento sano proporciona ka, energía y vitalidad, mientras que un alimento en mal estado está desprovisto de él. El ser más rico en ka es el Faraón; en el momento de su nacimiento, un ka real es formado al mismo tiempo que él, y no está sometido ni a la muerte ni a las vicisitudes humanas. Cuando se habla de «divinización real», de «culto real», no es el individuo en funciones temporales de Faraón a quien se venera, sino a su ka, a su ser abstracto, simbólico e inmortal.
Tanto sobre este concepto como sobre otros muchos, los Textos de las Pirámides proporcionan indicaciones fundamentales. El ka está destinado al cielo, y asciende a él; las potencias vitales se encuentran allí. [1][2] Es Horus, «el Lejano», encarnación del espacio celeste, quien lleva el ka [3] al cielo, y se dice al Faraón: Horus no está lejos de ti, tú eres su ka, Horus [4] se ha ocupado de ti, tú te has convertido en su ka: y es actuando para [5][6] su potencia vital que es encarnada por el Faraón como el dios celeste se ha ocupado de él. Es Horus quien conduce el ka del rey de su cuerpo hacia [7] el gran templo, y los dos ka del Faraón son los ojos de Horus. El rey [8] es igualmente el ka de Set, cuando este último es maniatado por Horus: [9][10] o dicho de otro modo, su formidable potencia vital no es peligrosa, sino asimilable.
Destinado al cielo, el ka es una facultad transcendente; es la luz que hace ascender la potencia vital del Faraón hacia el Faraón, hacia él, a [11] su lado. El ka del Faraón es elevado hacia Dios y detrás del rey que eleva [12][13][14] también su ka, el cual se mantiene entre los dioses y protege al Gran [15][16] Dios. El Faraón domina las potencias vitales y ejerce su poder sobre los [17] dioses y sus potencias vitales; es incluso el ka de todos los dioses y viene [18] a la existencia en tanto que ka de todos los dioses. [19][20]
Para ser plenamente eficaz, el ka debe estar provisto de un cierto número de cualidades. Es justo de voz en presencia de Dios, y el Más Allá [21][22] se alegra por él: el ka de un dios que toma la mano del Faraón para llevarle al cielo debe ser, también él, justo de voz. El Faraón es puro, su ka [23][24] es puro, y se asiste a un verdadero proceso de «desmaterialización» de la energía vital: Horus limpia el ka del Faraón en el lago de la matriz estelar (la duat), le arrebata la carne del ka del Faraón, de su cuerpo, por medio de lo que se encuentra sobre los hombros de Ra (la luz) en la [25] región de luz. El ka es poderoso, y procura la plenitud, la felicidad y la [26][27][28] estabilidad. [29]
El ka posee un poder de desplazamiento y se reúne con el Faraón; los dioses van hacia sus potencias vitales y permanecen en el campo de la [30] ofrenda, mientras que el rey se dirige al lugar donde los dioses han ido [31] hacia sus potencias vitales. [32]
El ritualista dice al Faraón:
El que va va con su ka.
Set va con su ka.
Tot va con su ka.
Horus va con su ka.
Osiris va con su ka.
El que está al cargo de los dos ojos va con su ka.
Tú vas también con tu ka.
¡Oh, Faraón, el brazo de tu ka está delante de ti!
¡Oh, Faraón, el brazo de tu ka está detrás de ti!
¡Oh, Faraón, el pie de tu ka está delante de ti!
¡Oh, Faraón, el pie de tu ka está detrás de ti!
Rey Osiris, te concedo el ojo de Horus a fin de que tu rostro esté equipado con él. [33]
Tu pureza es la de los dioses que van hacia sus potencias vitales. [34]
El Faraón hace su venida con su ka. [35]
La boca de sus dioses se abre,
Él pide descender al cielo inferior, al lugar donde se encuentran los dioses.
El Faraón hace su venida con su ka,
La boca de sus dioses se abre,
Él pide ascender al cielo y asciende sin cesar. [36]
Se revela el lugar terrestre del ka: es la «ciudad» santa de Pe, en el Delta, en realidad un montículo sagrado apartado en una zona acuática adonde era costumbre dirigirse ritualmente en peregrinación:
Las potencias vitales se encuentran en Pe.
Las potencias vitales se encuentran verdaderamente en Pe.
Las potencias vitales existen continuamente en Pe.
La potencia vital del Faraón se encuentra en Pe. [37]
El Faraón desciende al «campo de su ka» donde recibe una vida mucho más larga que un año así como ofrendas alimentarias más abundantes que el Nilo. Es el ka del Faraón el que le proporciona esta abundancia para consumirla en compañía suya. El ka come pan, se levanta, se sienta, [38][39] consume alimentos vitales que están por otra parte reservados a los [40] venerables (imaju) y al Faraón, el cual debe hacer ofrendas al ka de los [41] demás faraones. Y el Faraón es una flor brotada del ka. [42][43]
El rey lleva su ka a Osiris e invoca su ka como Osiris para que él le [44] proteja de toda ira de los muertos. Gracias al ka, el Faraón evita todo [45] adormecimiento fatal: vela con su ka, duerme con su ka. La presencia del [46] ka supone, por otra parte, la seguridad de una victoria sobre el óbito: tu potencia vital no perecerá, tú eres la potencia vital. [47]
La intervención del Principio en favor del ka está orientada en el sentido de una creación sagrada que permite mantener la potencia vital sobre la tierra:
El Principio (Atum) y el dios Tierra (Geb) ofrecen al Faraón y a su ka una pirámide y un templo que son instalados y cercados. [48]
El Principio pone su brazo en el aire luminoso (Shu) y el fuego creador (Tefnut) como el brazo del ka, (x) su ka existe en ellos; el Principio pone sus manos sobre la pirámide como mano del ka, (x) su ka existe en ellos. [49]
Es el dinamismo vital el que proporciona al Faraón la capacidad de ejercer una de sus funciones mayores: el Faraón es el ka (o el toro) de gran rostro, perpetuo hacedor y creador. [50]