CAPÍTULO 28
EL GOBIERNO CÓSMICO
DEL FARAÓN

El Faraón es el «señor de todas las cosas». La palabra utilizada para «cosas», jet, puede igualmente traducirse por «ritos» y «todas las cosas» como «todos los ritos» pertenecen a la potencia vital (ka) del Faraón y al propio Faraón. [1]

Este dominio, casi universal, permite al rey gobernar el cosmos: El Faraón imparte órdenes, provee a las potencias, designa los lugares, hace ofrendas, dirige los grandes rituales de ofrendas, (pues) ¡es el Faraón! El Faraón es el único del cielo, que ejerce su potencia a la cabeza del cielo. [2]

Y el magnífico capítulo 319, que no existe más que en la pirámide de Unas, ilustra lo vasto de este gobierno cósmico:

El Faraón es el toro cuya luz, está en el centro de su ojo,

Su boca está sana por medio de la llama.

Su cabeza es la frente del señor del Alto Egipto,

El Faraón guía a Dios, tiene poder sobre la Enéada,

Hace crecer el lapislázuli y crecer la planta del Alto Egipto,

El Faraón ha anudado las cuerdas de la planta leñosa.

Ha unido los cielos, tiene poder sobre las tierras del Sur y del Norte, y sobre los dioses que existieron con anterioridad,

El Faraón ha construido la ciudad de Dios conforme a su función,

El Faraón es el Tercero cuando aparece en su gloria (entre Set y Tot). [3]

Ejerciendo su poder en las dos regiones de luz, el rey toma posesión [4] del cielo líquido, de la región de luz, gobierna la Enéada, el Alto y el Bajo Egipto. [5]

Presidiendo en el espacio de gestación (la duat,) el Faraón está a la [6] cabeza de los espíritus luminosos; cuenta los corazones, se apodera de [7] ellos y los aprovisiona. Cuando toma el cetro en su mano, actúa como [8] Dios. [9]