El Faraón es una llama en el viento, hasta el confín del cielo, hasta el confín de la tierra… El Faraón asciende en un aliento de fuego. [1][2]
Estos textos espléndidos muestran la identificación del Faraón con la llama primordial que le permite atravesar todos los espacios [3] e ir al corazón del cielo. Viene, por otra parte, de la isla de la llama y de la ciudad santa de Pe, más roja que la llama. [4][5]
Es el fuego el que vuelve sana la boca del Faraón, ese mismo [6] fuego que se encuentra en la boca del rey resucitado y proviene de las narices de Set, la encarnación del fuego cósmico. Si fuera destruido, los vientos desaparecerían y el cielo se vería privado de sus estrellas. [7]
Dos divinidades, Shu y Tefnut, los gemelos surgidos del Principio creador, encarnan la luz y el fuego.
La Luz (Shu) eleva el cielo (Nut) y el ojo de Horus hasta el cielo [8] estrellado, y provoca también la llegada de las aguas en las que el dios [9] Tierra purifica sus miembros. [10]
Hecho esencial, el Faraón es luz (Shu) que proviene del Principio creador (Atum): y es esta luz la que le permite al Faraón [11] vivir y estar en buen estado, siendo el Faraón «el hijo del corazón de [12][13] la luz». Como «los pies del Faraón son los de Shu», puede [14] desplazarse como la luz. [15]
Es la luz la que eleva al Faraón hacia el cielo: ella pone sus [16] «manos» debajo del rey para levantarle en dirección al cielo. El [17][18] Faraón puede, por otra parte, ascender sobre la luz, mantenerse sobre ella y atravesarla. [19]
Se le pide a la luz que conduzca al Faraón y se convierta en su compañero, que ejerza su potencia para extender su «protección de [20] vida» en torno al rey resucitado. Todo lo que es de incumbencia del [21] Faraón ha surgido de la generosidad de la luz. [22]
En cuanto a Tefnut, hermana de la luz (Shu), ha sido llenada por la luz divina (Ra) con la simiente del ser luminoso; fuego-luz, [23] Tefnut le da la mano al Faraón. Es el fuego de Tefnut el que crea a los dioses, los engendra y les confiere firmeza, y Dios nace del cielo en los brazos de la pareja primordial, luz-fuego. De sus [24] brazos, Tefnut levanta la tierra debajo del cielo. [25][26]
Tefnut-fuego es la madre del Faraón, es la serpiente de fuego (el [27] ureo) que anima su cetro, ensancha su espacio en las ciudades, instala sus escudos divinos delante de los grandes, excava un estanque en el campo de los juncos y establece sólidamente su dominio en los dos «campos de las ofrendas». [28]