CAPÍTULO 25
EL FARAÓN Y EL CONTROL
DE LOS FUEGOS SETIANOS
Y DIVINOS

La tradición tardía hizo de Set una potencia peligrosa, asimilada finalmente al mal. Pero ¿qué dicen de él los Textos de las Pirámides? En primer lugar. Set es considerado en ellos como una divinidad, y es mencionado a menudo; el capítulo 356, por ejemplo, resulta esencial para comprender su papel ambivalente que unas veces es el de un enemigo y otras el de un aliado. Pues existe un Set peligroso al que el Faraón debe [1] alejar y cuyo poder aterrador Osiris rechaza. El rey obstruye «las rutas [2] de Set» y sabe que es preciso apaciguarlo y domarlo, pues devora los corazones. [3][4]

Pero el propio Set anula el resultado de sus actos negativos, y es en su presencia cuando Shu, el aire luminoso, confiere al Faraón la capacidad [5] de reinar, de apresar y de elevar. Promotor de desórdenes, Set ha visto [6][7] sin embargo a los dos dioses reconciliados y escapa a la muerte. Es él [8] quién protege al Faraón y a su tumba de la destrucción. [9]

Mejor aún: Set permite al rey cruzar la zona peligrosa del «canal sinuoso» y le hace venir al cielo. Gracias a la diosa Cielo, Nut, el Faraón [10][11] dispone de suficiente potencia divina como para hacer frente a Set. El Faraón es más grande que Set, sale a su encuentro, su carácter es más [12] fuerte que el del dios de la fuerza celestial. [13]

Si el cuerpo de Set goza de buena salud, el del Faraón gozará igualmente de ella, pues ha logrado hacer suya su potencia sin destruirse: ¡ojalá pueda Set fraternizar contigo!; Set es fraternal de corazón contigo, [14][15] como la Gran Heliópolis. [16]

Más allá de esta confraternización, existe incluso identificación, pues los hombros del rey son los de Set y su rostro, el del animal de Set. Además, [17] el Faraón aparece en tanto que ureo que está en la frente de Set, el [18][19] Faraón es el ureo que sale de Set y se mueve de manera incesante. [20][21]

El calor salido de las narices de Set está en la boca del Faraón, y no debe en ningún caso desaparecer; en caso contrario, desaparecerían vientos y estrellas. [22]

El Faraón retruena en tanto que Set, lleva a cabo la misión de la tormenta: [23] y Set, señor de la tempestad, levanta al Faraón. Soberano de las [24][25] fuerzas más temibles y violentas del cosmos gracias a su comunión con Set, el Faraón le debe asimismo la adquisición del poder de manifestación [26] (ba) y de la potencia controlada (sejem) a la cabeza de los espíritus [27] luminosos. Por eso habla el Faraón con la palabra de Set; si él habla, Set se expresa por medio de su voz. [28]

La fuerza del Faraón es la fuerza de Set de la ciudad del oro, el Faraón [29] es Set de la ciudad del oro, equipado con la gran hechicera (el ureo), aparece como Set que se encuentra en la ciudad de Henebent: ningún [30] punto del territorio, aunque sea setiano, escapa al gobierno del Faraón. [31]

Set utiliza su temible presencia para alimentar al Faraón e infundirle energía. En efecto, existe un cuchillo salido de Set que Tot utiliza en favor [32] del rey; del matadero de Set provienen unos trozos de carne que consume [33] el Faraón. Y es Set personalmente quien hace pedazos a una serpiente peligrosa para el monarca, prefiguración del dragón Apofis contra [34] el que Set será el único capaz de luchar y de inmovilizar.

La energía cósmica (el Nu, cuyo nombre sirve para formar el de Nut, la diosa Cielo) procura no confiar, por otra parte, al Faraón a unos dioses que podrían serle hostiles, y el Faraón procura no «meter la mano» [35] en lo que los dioses detestan. Así evita su ira. [36][37]

Le está prohibido a un dios apoderarse del Faraón para impedirle actuar, y el capítulo 485 de los Textos de las Pirámides plantea [38] claramente los términos de la alianza entre el Faraón y las potencias divinas.

Todo dios que conduce al Faraón al cielo estará vivo y durará, recibirá ofrendas alimenticias de carne y ascenderá al cielo en el templo de Horus; pero todo dios que no lleve al Faraón al cielo se verá privado de fuerza, ropas (ba) y pan, y no ascenderá al cielo en el templo de Horus (el Lejano).

Se dan otras precisiones del mismo orden: todo dios que haga un gesto hostil contra el Faraón cuando trepa por la escala para ascender al cielo no se beneficiará ni de ritos funerarios ni de ofrendas; y un dios obrará como es debido ayudando al Faraón a ascender al cielo. Un dios que tratase de apartar el brazo al Faraón cuando este último vuelve su rostro [39] hacia Dios para venerarle y pedirle que venga hacia su ser y a su nariz, sufriría diversos castigos: no recibiría ningún pan de ofrenda, ni podría tampoco enviar ningún mensajero, ni viajar en la barca del día ni en la de la noche, ni tampoco sería equipado. Por último, si un dios tratase de [40] impedir que el Faraón fuera hacia la luz divina, su nacimiento se vería impedido, y esta potencia hostil sería, así pues, aniquilada. [41]

La regla del juego cósmico está, por tanto, desprovista de ambigüedad: el Faraón y los dioses no pueden estar enfrentados. Viven una relación de fraternidad y de cooperación, que no excluye ni la autoridad ni la jerarquía; actúan perpetua y conjuntamente en el mismo sentido, el de la creación.