El Faraón ha sido concebido en la energía primordial, ha sido traído al mundo en la energía primordial: ha sido traído al mundo por el [1] Principio creador, antes de que nacieran el cielo, la tierra, los hombres, los dioses y la muerte. [2]
Levántate, se le dice, te conviertes en el Principio creador (para) cada dios. [3]
Estos textos sorprendentes demuestran que el Faraón, tal como lo concebía el antiguo Egipto, es el eje del pensamiento creador, el hijo de un universo creador a través del cual este último se vuelve perceptible a los hombres. [4]
El Faraón es igualmente el hijo de la diosa Cielo que le hace existir [5] en tanto que Dios. Es incluso aquél de sus hijos que más ama y, cuando [6] abre el vientre de la diosa Cielo, ella se alegra por ello: el Faraón es mi hijo mayor que ha abierto mi vientre, es mi amado, aquel gracias al cual estoy en paz. [7]
El Faraón es asimismo el hijo del dios Tierra, Geb, y la diosa Cielo [8] le reconoce como su primogénito en el trono de la tierra. ¿No es él quien confiere la plenitud (hotep) tanto al cielo como a la tierra? [9] Ésta es la razón de que Geb le conceda su herencia y también de que [10] digan los dioses: el Faraón está en el estado de realización (neferu). [11][12] Por otra parte, es el hijo de todas las potencias divinas que le permiten [13] ser el padre nutricio de toda la creación. [14]