Uno de los temas más importantes de los Textos de las Pirámides es la ascensión del Faraón. Es él quien pide que ésta se lleve a cabo: el Faraón [1] asciende y se eleva hacia el cielo. La fórmula se repite cuarenta y dos veces (capítulo 539), siendo todas las partes del cuerpo del Faraón asimiladas a unas divinidades en el momento de la ascensión. Él se eleva hacia el cielo en compañía de las estrellas del cielo y alcanza el cielo donde ha nacido y vivirá eternamente tras su resurrección: el Faraón [2] está destinado al cielo entre los dioses que ascienden, está destinado [3] al cielo, va y viene con la luz divina (Ra). Y esta ascensión reviste [4] un carácter permanente, pues el Faraón sube sin cesar. [5]
Lejos de la tierra, alcanza la altura y amplitud del cielo, pues el Faraón [6][7] no está destinado a la tierra, sino al cielo, es el Uno del cielo, y el [8][9] cielo no estará vacío del Faraón, eternamente. [10]
Este último utiliza múltiples medios para ascender al cielo: el viento, el humo del incienso, un torbellino de polvo, una escalera, la forma del [11][12][13] halcón o de otras aves, etc. De hecho, todas las formas de la creación [14][15][16] son, para él, otros tantos soportes que le permiten tener éxito en la ascensión. Esta puede adquirir un carácter dramático: Cuando el Faraón asciende al cielo, su potencia de manifestación está en él, el terror que inspira a su lado, la magia a sus pies. El Faraón toma posesión del cielo, [17] de sus pilares y de sus estrellas, hiende su metal celeste. Cuando se sienta [18] en el trono del «Señor de la Totalidad», tiene lugar un acontecimiento [19] cósmico, y se produce un tumulto en el cielo. Pero el Faraón permanece [20] estable a la cabeza del cielo cuyo soporte no es otro que él. Aparece en la [21][22][23] gloria en el cielo, brilla en el Oriente y descansa en paz en el Occidente. [24]
El «gran cielo» presta su ayuda al Faraón, la diosa Cielo eleva el cie [25] lo manifestado y suspende para él las estrellas, cuando el Faraón levanta [26] ese cielo para hacer circular la luz y el aliento vital entre cielo y tierra. [27]
Guiado por Sothis en «los caminos perfectos» que hay en el cielo, el Faraón ha dado la vuelta a la totalidad de los dos cielos y, hecho capital, [28][29] une los cielos. [30]
Su ascensión se realiza en compañía de los dioses, siendo superado [31] todo obstáculo; así el Faraón adquiere la capacidad de manifestación [32] (ba), el dominio (sejem) y se sitúa a la cabeza de los Occidentales. [33]