Epílogo 8
MÁXIMA 45
De la necesaria rectitud de un hijo

(628) Actúa de manera que tu maestro diga de ti:
(629) «Qué realizado está el que ha recibido la enseñanza de su padre[415],
(630) cuando salió de él, de su cuerpo[416];
(631) él le había hablado cuando se encontraba por entero en el vientre (de la madre)[417];
(632) lo que ha realizado es más grande que lo que se le había dicho»[418].
(633) Como ves, un buen hijo es un don de Dios,
(634) un ser que realiza más[419] de lo que fue prescrito por su maestro[420];
(635) que actúe rectamente[421],
(636) que su corazón actúe de acuerdo con su caminar[422],
(637) tal como tú te reúnes conmigo, con un cuerpo en buena salud[423].