MÁXIMA 18
Del peligro de la seducción

(277) Si deseas hacer perdurar la amistad,[173]
(278) en una morada [174] en la que has entrado,
(279) como maestro, como hermano [175] o como amigo,
(280) o en todo lugar en que hayas entrado,
(281) guárdate de acercarte a las mujeres (para tocarlas)[176]
(282) No es bueno, donde se produce ese hecho.
(283) La vista[177] (de quien entra en una casa) nunca está lo bastante aguzada cuando las señala (a las mujeres)[178].
(284) Miles de hombres se han desviado (así) de lo que les es provechoso [179] (dejándose cazar en la trampa de la seducción).
(287) ¡Un corto instante (de placer)[180], semejante a un sueño [181],
(288) y la muerte te alcanzará por haberlas conocido (a esas mujeres)![182].
(292) Es una mala máxima la de: «lanza una flecha al adversario»[183];
(293) cuando uno se apresta a actuar así, que el corazón aparte (esta intención)[184].
(296) En cuanto a quien sucumbe continuamente codiciándolas (a las mujeres),
(297) ninguno de sus designios tendrá éxito[185].