No es nuestra intención hacer un recuento completo de las divinidades egipcias sino solamente señalar el papel simbólico más específico de algunas de ellas. Esta lista no es restrictiva, y las interpretaciones propuestas son únicamente puntos de partida para una investigación de más calado.
AKER. Dios de la tierra. Primitivamente se lo representaba por un pedazo de tierra con cabeza de hombre. Más tarde lo simbolizarían dos cabezas de león. Más que a la tierra como elemento, Aker alude a las corrientes telúricas, a las fuerzas que mantienen la vida del subsuelo.
AMÓN. Este nombre significa «el oculto». La raíz imn se traduce a veces por «crear». Amón es el principio causal no manifiesto oculto dentro de las formas vivas. Su par es Amonet, «la oculta». Se lo representa con apariencia humana; sus animales sagrados son el carnero, dinamismo eterno que mantiene el movimiento del mundo, y la oca del Nilo, cuyo grito característico recuerda la primera palabra del Verbo creador.
ANDJTY. El sentido del nombre es, posiblemente, «el del alba». Es el predecesor de Osiris en la ciudad de Busiris. Es un hombre en pie que porta el bastón del pastor y el látigo del boyero.
ANUBIS. Anubis tiene la piel negra. Su función primordial es transfigurar al difunto o al futuro iniciado, despojándolo de los rasgos mortales. Responsable de la «tierra pura», es el chacal devorador de cadáveres que come la carne en descomposición para hacerla revivir. El papyrus Jumilhac nos ofrece una interpretación de su nombre a partir de las tres letras que lo constituyen: i es el viento; n, el agua; p, el yebel. Anubis, por lo tanto, es un animador de la naturaleza.
ATUM. El gran dios creador de Egipto. Su nombre significa a la vez: «el que es total», «el que está completo», «el todo», «el que todavía no es», «la nada», «el que es y no es». Encabeza la enéada. Es el primer «ser» que se despertó en el seno de la energía cósmica, se creó a sí mismo y engendró la primera pareja divina por masturbación o por esputo.
BASTET. Diosa gata cuyo nombre probablemente significa «la sede del ba (fuerza de realización)», según una hipótesis un tanto controvertida. El nombre fue primitivamente escrito con una vasija de ungüento sellado, en alusión a una sustancia de regeneración que posee la diosa.
LA ENÉADA Y EL NUN. Las divinidades mencionadas se integran en dos estructuras simbólicas mayores, la enéada (o novonaria) y el Nun. En la simbología de los números, el nueve representa la perfección divina, la realización completa de la realidad. La enéada, cuyo nombre significa «la resplandeciente», está formada por Atum, que engendra a la primera pareja, Shu y Tefnut, de la que surgieron Geb y Nut, que engendran a Osiris, Isis, Set y Neftis. Existen dos enéadas, la «pequeña» y la «mayor». Algunas enéadas incluían un número de divinidades superior a nueve, pero Egipto conservó siempre el vocablo «enéada», pues sólo el nombre importa, y no las cifras. En cuanto a Nun, es el padre de todos los dioses, es el océano primordial de energía divina donde, tomando la forma de la vibración original, se despertó Atum. Nun rodea la tierra y estaba antes de que lo que existe se constituyera. Más allá del espacio y del tiempo, más allá de lo que es accesible al espíritu humano, es sobre todo la realidad fundamental. Él es quien hace descender sobre la tierra las aguas celestes en forma de Nilo, pero también es posible encontrarlo en el fondo de los pozos. Está a la vez en lo más alto, en lo más bajo y alrededor.
GEB. Geb es el principio del elemento tierra. Conviene observar que en egipcio se dice «el» tierra. Padre de Osiris y esposo de Nut, fue uno de los primeros reyes de Egipto y ofrece a la monarquía un modelo acabado. El trono por excelencia recibe el nombre de «trono de Geb».
HATOR. Su nombre significa «la morada celeste de Horus». Diosa del cielo, suele representarse con cuernos y orejas de vaca. Es el símbolo de la receptividad absoluta a lo universal, rige el amor divino, el amor humano, la alegría y las danzas. Es el templo del Señor donde se encarna el principio creador.
HORUS. Su nombre seguramente significa «el que está lejos», en referencia a su función primordial de principio causal del universo. Horus el antiguo posee dos ojos cósmicos, el sol y la luna; se encarna en los sucesivos faraones. Los Textos de las pirámides lo definen como «el de Oriente», «el del horizonte resplandeciente», «el señor de los hombres y de los dioses», etc.
ISIS. Etimológicamente, Isis es «el trono». Hija de Geb, hermana y esposa de Osiris, también de Horus, parte en búsqueda de los pedazos del cuerpo desmembrado de Osiris, los reúne y lo resucita. Sede de la sabiduría y trono de lo divino, es el arquetipo de la madre.
KHEPER. El dios escarabajo de Egipto es el principio de todas las mutaciones y evoluciones. Él impide que el hombre sucumba a la rigidez y el inmovilismo. Realizar sus kheperu supone pasar de un estado a otro para alcanzar el corazón de la vida y convertirse incesantemente en otro siendo siempre el mismo.
KHNUM. Etimológicamente, «el que se une a». El dios carnero de Elefantina hace brotar el agua del Nilo; en su torno de alfarero modela a los hombres y crea al niño Dios durante el misterio del nacimiento divino. Él es el principio de coherencia en la obra realizada, y une entre sí los elementos que constituyen la materia.
MAAT. Hija de la Luz primordial, Ra, es el principio que hace que los objetos no se disgreguen, que los hombres vivan con autenticidad y que las leyes divinas se reflejen en las leyes humanas. Maestra de obra de la verdad cósmica y de la justicia, es la regla de oro del universo.
MAFDET. La diosa Mafdet está representada por un felino; posee cualidades de terapeuta y cura tanto el cuerpo como el alma. Su título más significativo es el de «señora de la Casa de la Vida».
MIN. Dios itifálico, Min es el principio de fecundidad. Su brazo derecho se alza en forma de escuadra, sosteniendo el «látigo» real. Tiene la piel negra, símbolo del fuego secreto que alumbra el corazón de la materia y de la gestación que se verifica en las tinieblas. Está levantado sobre un pedestal que es el jeroglífico de Maat, la armonía universal. Su nombre está vinculado a una raíz mn sobre la cual se forman las palabras «piedra», «monumento», «ser firme, establecido».
MUT. Paredro de Amón, es «Ojo del sol» y diosa buitre. Etimológicamente, «la madre»; sin duda se trata de un juego de palabras relacionado con la muerte de los elementos trasnochados de la personalidad que se regenera.
NEFERTUM. El nombre del dios que aparece sobre la flor de loto significa «el que cumple la perfección de Atum».
NEFTIS. Mujer del dios Set y hermana de Isis, desempeña una función ambigua en la mitología, favoreciendo tanto las fuerzas tenebrosas como las fuerzas luminosas. A pesar de esto, ayuda expresamente a Isis a reconstituir el cuerpo de Osiris. Su nombre significa «señora del templo» y demuestra que su acción, tan escasamente estudiada, es importante.
NEKHBET. Esta diosa es la fuerza animadora del Alto Egipto, que forma pareja con Uadjet. Simbolizada por el buitre, ostenta la corona blanca.
NEIT. Sus símbolos son un carcaj y dos flechas. Su rasgo destacado es la androginia y su función la de armonizar los dos polos de la vida procurando el nacimiento del tercer término. Su nombre significa probablemente «el que es».
NUT. Ella es «la» cielo y forma pareja con Geb, «el» tierra. Madre de los astros y estrellas, por la noche se los «traga» para hacerlos renacer por la mañana. Posee la forma de una mujer inmensa en posición inclinada; con las manos y los pies toca la tierra de un extremo a otro de Geb, tendido sobre el suelo. Con esta postura encarna la bóveda celeste, el camino viviente que recorren los cuerpos astrales. Es una de las más extraordinarias formulaciones de la «mujer universal».
OSIRIS. Una interpretación hipotética sugiere que su nombre podría significar «sede del Ojo». Osiris resucita en Horus, que se encarna en el faraón. Es el dios que muere y renace, el rey que gobierna en las «regiones inferiores», lugares donde fuerzas en potencia esperan a ser revivificadas cada noche por la Luz. El muerto o el iniciado se convierte en el «Osiris tal» si demuestra que su acción terrestre estuvo conforme a la acción celeste.
PTAH. Su nombre significa posiblemente «el hacedor». Dios de Menfis, Ptah lleva el cráneo afeitado o, según otras interpretaciones más plausibles, carece de bóveda craneal, pues es el receptáculo puro de la estructura celeste. Creado por el Verbo, es el jefe de los artesanos, a los cuales ofrece el sentido de la obra justa.
RA. El gran dios solar de los egipcios es el señor de Maat, la armonía universal. Su nombre se escribe con una boca abierta y un brazo; aúna en sí la expresión de lo divino y su acción en el mundo.
SATIS. La diosa de Elefantina es la esposa de Khnum. Lleva la corona del Alto Egipto y su frente se adorna con dos cuernos de gacela. Su nombre está ligado a la raíz setji, «sembrar, propagar». De alguna manera, «extiende», ofrece expansión al agua celeste cuya aparición provoca Khnum.
SECHAT. Una de las diosas más misteriosas del antiguo Egipto. Su nombre se escribe con un par de cuernos y una estrella de siete puntas, símbolo de la vida en su esencia y su aspecto más oculto. Hermana o hija de Thot, la inteligencia cósmica, desempeña la función de escribir el nombre de los reyes sobre el árbol sagrado. Patrona de los constructores de edificios, arquetipo de la madre de las cofradías de constructores. Con ayuda del cordel, traza el plano del templo en compañía del rey. Ella es la que ofrece al investigador la posibilidad de comprender el significado de los archivos simbólicos de la Casa de la Vida.
SEKHMET. Diosa leona que forma tríada con Ptah y Nefertum. Abruma a los hombres con la guerra y la enfermedad cuando éstos dejan de vivir en fraternidad. Pero es también la patrona de los médicos. Su nombre significa «fuerza». Es el fuego vital en estado puro y su acción, beneficiosa o maléfica, depende de la actitud que adoptamos respecto de ella.
SERKET. Está representada por una mujer que luce en la cabeza un escorpión. Su nombre significa «la que hace respirar [la garganta]». Serket, por lo tanto, es la que pone en circulación en nosotros el aliento vital.
SET. Hijo de Geb y de Nut, hermano y asesino de Osiris. Dios de la tempestad y del desierto. Set simboliza la energía cósmica, que el hombre debe controlar para que dé sus frutos. Viéndose incomprendido en su función más importante, se convirtió en el dios del mal, mientras que, en la teología faraónica, la Luz lo situaba en la parte delantera de su barca para purificar los caminos del cielo.
SHU. Hijo de Atum, esposo de Tefnut, dios del aire luminoso. Su papel consiste en introducirse entre «la» cielo y «el» tierra para hacer que nazca el espacio. Sostiene eternamente la bóveda celeste impidiéndole que caiga sobre nuestra tierra. Su nombre puede traducirse como «el vacío».
TEFNUT. Hija de Atum, esposa de Shu, abarca las ideas de «humedad» y de elemento impalpable que circula en el universo. Es el medio situado en la frontera de lo inmaterial y lo material, que mantiene la existencia del espacio y hace que el vacío se convierta en plenitud en lugar de abismarse en la nada.
THOT. En egipcio, Djehuty. Se encarga de velar por las leyes, los textos sagrados y la lengua divina, de la que es autor. Es el regulador del tiempo sagrado en que se desarrollan ritos y liturgias. Escriba de dedos hábiles al servicio de la enéada, es el mensajero de la Luz. Dos veces grande o tres veces, según los textos, inspiró a los griegos la figura de Hermes Trismegisto. Sus distintas funciones lo convierten en símbolo de la inteligencia cósmica.
UADJET. Fuerza vital de la vegetación, la diosa Uadjet es el principio que anima el Bajo Egipto. Posee el papiro y la corona roja.
UPUAUT. El nombre del chacal Upuaut significa «el artífice de caminos», el que abre las procesiones reales liberando la vía espiritual de trabas y obstáculos.