Tenemos que buscar una selección, una minoría selecta por su fe y por su espíritu, que sirva de constante acicate, que encuadre a las masas populares, que les lleve nuestra doctrina como un nuevo evangelio y que despierte en ellas la fe, esa fe que fue sellada con la sangre de nuestros mejores y que no nos dejará retroceder en el camino.
F. FRANCO, 21 de agosto de 1942