Durante toda la noche, Isis había derramado el agua del Nun sobre la momia de Iker, evitando así todo exceso del fuego regenerador, fuente del desarrollo de los nuevos órganos del cuerpo osiriaco.
Sintiendo las dificultades que experimentaba el joven sol para salir de las tinieblas, contempló el cielo.
La pata del toro[43] brillaba de un modo anormal. La cólera de Set intentaba quebrar los metales alquímicos que componían el cosmos y prevenir el crecimiento de los minerales y las plantas.
—¡Cállate, tú, el trasgresor, el borracho, el excesivo, el tormentoso, el sembrador de desórdenes, el que separa y descoyunta! —clamó la superiora de Abydos—. El sol de la noche rechaza tus asaltos, apacigua tu tumulto. No impedirás que el laboratorio alquímico de las estrellas transforme la luz en vida. El cielo y los astros obedecen a Osiris y transmiten su voluntad. El ojo de Horus, su hijo, no será sometido a la muerte.
Unas negras nubes ocultaron la luna, el trueno gruñó y el rayo cayó.
Luego, la bóveda celestial brilló con mil fulgores, apacible y serena.
Había llegado el momento de perfumar la momia de Iker con el venerable ungüento. Eso le permitiría vivir en compañía de las divinidades, conocer una auténtica pureza al abrigo de toda mancilla, así como rechazar la muerte.
Isis molió oro, plata, cobre, plomo, estaño, hierro, zafiro, hematites, esmeralda y topacio. Al material que obtuvo añadió miel y olíbano, y lo mojó con vino, aceite y esencia de loto. Después de cocerlo, nació la piedra divina.
La viuda la aplicó largo rato sobre cada parte del cuerpo osiriaco, convirtiendo así lo virtual en real.
Al ocaso, Neftis ayudó a su hermana a depositar la momia de Iker en el sarcófago encontrado en Biblos. Adornando el interior de la tapa, la diosa Nut, Hermoso Occidente y puerta del sol.
Los pies del hijo real tocaron el signo del oro, su cabeza se volvió estrella.
—Descansas en el corazón de la piedra —declaró Isis—. Este sarcófago no es el lugar del óbito y la descomposición, sino el cuerpo de luz de Osiris, el proveedor de vida, el crisol alquímico y la barca del gran viaje a través de los mundos. Con sus alas, tus dos hermanas te procuran el soplo vivificante de la feliz navegación.