Las siete sacerdotisas de la diosa Hator eligieron los más hermosos dátiles. Depositaron una parte en una bandeja de plata y exprimieron los demás para extraer su jugo, produciendo un licor que simbolizaba las linfas regeneradoras de Osiris.
Concluido su trabajo, entregaron los frutos y el licor al faraón. Al terminar el ritual del alba que se celebraba en su templo de millones de años, éste regresó a la Casa de Vida y presentó la ofrenda a los tres Osiris.
—He aquí la encarnación del fuego benéfico. Que os ayude a renacer con el año nuevo, en pleno corazón del misterio.
—Aquí se consuma el trabajo secreto guardado para siempre —añadió Isis—. En tu cuerpo de luz, Osiris, se levantará el sol.
El primer alimento sólido y líquido de los tres Osiris estaba asegurado. El Calvo tenía ahora que preparar la procesión de los bueyes cebados y su sacrificio, previsto para el sexto día del mes de khoiak. Sólo Isis permaneció junto a Iker.
—Uno de los sacerdotes temporales me intriga —le reveló Neftis al Calvo—. Reconozco que me siento atraída por él, y acaba de pedirme en matrimonio. Es un excelente técnico, apreciado por todos, y pensáis incluso en la posibilidad de aceptarlo como permanente.
—¿De quién se trata?
—De Asher, ese temporal de gran talla, tan seductor. Con voz dulce, amable, casi tierna, me ha soltado un espantoso discurso referente a las mujeres. Ninguna le parece digna de ser sacerdotisa, y afirma la absoluta superioridad del hombre. Yo he fingido estar de acuerdo con él.
—¿Bromeaba o hablaba en serio?
—No creo que bromease, pero procuraré confirmarlo.
—¡Sé prudente! Si se trata de un discípulo del Anunciador, estás en peligro.
—En ese caso, me llevará a su señor.
—¿Por qué iba a llevarte hasta él?
—Porque puedo revelarle los secretos de la Casa de Vida.
—Preveremos tu protección.
—¡Qué sea discreta, sobre todo! De lo contrario, Asher desconfiará y fracasaré.
—¿Eres consciente de los riesgos que corres?
—Es necesario erradicar el mal que se ha implantado en Abydos. He aquí por fin, tal vez, la ocasión de lograrlo.
—Existe un método menos peligroso —estimó el Calvo—: volver a examinar el expediente de admisión del tal Asher. Espera mis conclusiones antes de sondear a tu enamorado.
Neftis pensó en el sufrimiento y el valor de su hermana Isis. Aunque su vida corriera peligro, contribuiría a apartar la amenaza de la morada de resurrección.