¡¿CÓMO que no estaba?! Así, no estaba. ¿Se fugó? No pudo haberse fugado porque oficialmente el Topo nunca estuvo allí. ¿Ni siquiera llegaron a registrarlo? No. Y qué pasó Depende de quién haya estado en la Delegación en ese momento. Si fue Roberti, Miranda lo arregló con la guita del asalto al banco. Si en cambio, estaba Flores, entonces Miranda debe de estar muerto y enterrado luego de un apriete brutal. ¿Y usted qué cree? Quiero creer que Roberti. ¿Por qué? Por humanidad, el Topo no es un asesino, es sólo un ladrón y un ladrón de los de antes. Parece que le tuviera cierta admiración. Siempre admiré la inteligencia y Miranda es un tipo muy inteligente; claro que sus métodos… Lástima que no utilice la inteligencia bien. ¿Qué quiere que le diga, Pereyra?, en un país como éste, en el que los gobiernos en complicidad con las empresas le roban hasta las ganas de vivir a la gente, donde un tipo se pasa vida laburando para que luego le den una jubilación que no le alcanzará ni para un café con leche… Más vale pobre pero honrado, Lascano. ¿Ah sí?, y dígame ¿por qué las cárceles están llenas de pobres? Porque no tienen plata para abogados. Pero usted es un tipo honesto en medio de la corrupción. Digamos que soy un poco más honesto que los otros, pero la verdad es que no sé si eso es por convicción o por cobardía. Tampoco me interesa mucho averiguarlo. Yo espero, Lascano, que cuando tenga su edad no piense así. Y yo, Marcelo, se lo deseo de todo corazón.
Ya en la calle decide caminar. Tiene en el bolsillo los datos que le permitirán encontrar a Eva. Juquehy… Le gusta él nombre. El problema ahora es cómo juntar plata para ir. El Topo se esfumó y sé siente sin fuerzas, sin ganas de otra cosa que encontrar a Eva y ver si existe la posibilidad de comenzar una nueva vida con ella, en otro lugar. Eva es como la tierra prometida. Se le ocurre ir al banco y decirle a Fermín que ha localizado al Topo en Brasil y que necesita viajar para allá. Si no le puede sacar plata, es probable que no le niegue un pasaje a San Pablo. Una vez allá, se verá. No es la idea más honesta del mundo, pero tampoco le preocupa demasiado. En vano rebusca en los bolsillos la tarjeta de Fermín. Piensa que de todos modos es mejor ir personalmente. Con paso veloz se dirige hacia las oficinas del microcentro. Por el camino, va ensayando lo que dirá. Si le sale, bien, si no le sale, Dios proveerá.
En pocos minutos llega al edificio. Al entrar nota que ha cambiado todo el decorado. Ha desaparecido ese aire de cuartel posmoderno dejando lugar a una estética de peluquería cara. La gente de seguridad, los sheriffs que antes custodiaban el lugar han trasmutado en muchachitos de modales delicados, vestidos de azul y con el pelo húmedo. Los molinetes desaparecieron. El imponente escudo de la entidad bancaria ha sido reemplazado por la imagen de un sol iluminando una espiga de trigo rodeada por una banda en la que se lee «Banco del Pueblo». Lascano se dirige directamente a los ascensores, lo aborda junto a un grupo de boludos, eso no ha cambiado, y pulsa el cinco. Cuando llega no hay nada allí. El piso está totalmente desmantelado, con sus cuatro paredes desnudas. Dos obreros están juntando sus herramientas.
Buenas. Buenas. ¿Acá no estaban las oficinas del banco? No sé, puede ser, nosotros estuvimos levantando todo porque mañana vienen a montar otra oficina. ¿Quién los contrató? Nos mandó el arquitecto Tepes. ¿Dónde lo puedo encontrar? Lo estamos esperando, hoy nos paga.
Se abre el ascensor y aparece un petiso petulante mojándose los dedos con saliva y se pone a contar billetes de un grueso fajo. Advierte la presencia de Lascano, el conteo se detiene y queda en suspenso un instante. Lo mira de arriba abajo y lo saca enseguida: es policía. Se pregunta qué querrá. Por las dudas le dice que lo espere un segundo. Le paga a los obreros y los despide.
¿Arquitecto Tepes? No soy arquitecto, comisario. Yo tampoco soy comisario. Entonces estamos igual. Como si fuera. Como si fuera. ¿En qué puedo serle útil? Mire, ando buscando a la gente del banco que antes tenía sus oficinas aquí. Lo veo mal. ¿Por? ¿No lee los diarios? Fue intervenido por el Central, parece que tenían muchos asuntos turbios. Se empezó a correr la bola de que el banco estaba por quebrar y se le juntaron todos los clientes en una corrida para sacar la plata. ¿Y entonces? Y los directivos agarraron la guita que quedaba y levantaron vuelo. No me diga. Yo, por eso, ando siempre con efectivo, acá no se puede confiar ni en los bancos.