Búfalo Bill por las Ramblas

Se llamaba William Frederick Cody y era el prototipo del vaquero americano; perteneció al Séptimo de Caballería, luchó contra los indios —aunque luego se hicieron colegas— y cazaba búfalos como nadie. Por supuesto, para no desentonar de todos estos datos, su lugar de nacimiento fue Iowa. Era Búfalo Bill un personaje de leyenda que el 21 de diciembre de 1890 llegó a Barcelona con su espectáculo «Salvaje Oeste». Fue uno de los mayores acontecimientos de la época, porque traía indios de verdad… y búfalos de verdad… y los Winchester disparaban de verdad. Una pena que ese mismo año de 1890 se muriera Toro Sentado, porque, si no, también habría ido a Barcelona. Y Toro Sentado por las Ramblas no hubiera tenido desperdicio.

Búfalo Bill había contratado al jefe sioux Toro Sentado, más conocido en su tienda como Tatanka Yotaka, diez años antes, en 1880. El indio vivía en una reserva y como Búfalo quería mejorar su espectáculo, le propuso incorporarse al circo «Salvaje Oeste». Le ofreció a cambio mantas, collares, diversos utensilios, whisky… en fin, todas esas cosas con las que se convencía a los pieles rojas. Toro Sentado, por supuesto, rechazó la oferta. Le dijo a Búfalo que se dejara de tonterías. Que actuaría a cambio de 40 dólares semanales, todos los gastos pagados, alojamiento en los mejores hoteles y seguro de accidentes. Era Toro Sentado, no Toro Imbécil.

El jefe sioux no llegó a Barcelona, pero sí el resto de indios que integraba el espectáculo. Lamentablemente, no todos regresaron. Durante las cinco semanas que duró el show de «Salvaje Oeste», parte del personal artístico y técnico enfermó de cólera o gripe. Nunca se supo exactamente qué los mató, pero el caso es que diez indios de Dakota murieron y fueron enterrados en Barcelona.

Los contratiempos del espectáculo no acabaron aquí. Búfalo Bill elevó una seria protesta a las autoridades barcelonesas porque, tras la desaparición de dos niñas en el barrio de Gracia, precisamente donde estaba instalado el show, los vecinos acusaron a los indios de habérselas comido. Búfalo se enfadó mucho, porque sus indios eran seres civilizados que no comían carne humana. Como mucho, habían arrancado algún cuero cabelludo, pero de eso hacía muchos años. Antes de alojarse en hoteles de lujo y montar a caballo con seguro contra accidentes.