Todavía algunos dudan de que existiera el famoso oro de Moscú, aquel que sacó del Banco de España el gobierno de la República para, según unos, ponerlo a salvo de los franquistas y, según otros, para pagar la ayuda de la Unión Soviética a las tropas republicanas. Para una u otra cosa, existir, existió. En 2006, el Banco de España, en la exposición que conmemoraba sus ciento cincuenta años de existencia, mostró por primera vez el acta por la que se aprobó la salida del oro. Quinientas y pico toneladas de reluciente metal salieron del puerto de Cartagena el 26 de octubre de 1936 en cuatro buques soviéticos. Llegaron a Odessa el 2 de noviembre. Empezaron a contarlo a primeros de diciembre de 1936 y terminaron a finales de enero de 1937.
Stalin, tan contento, porque se encontró con dieciséis clases de monedas en oro: desde pesetas, que eran lo de menos, hasta francos franceses, belgas y suizos; marcos, florines, pesos mexicanos, argentinos y chilenos; libras esterlinas y una extraordinaria cantidad de dólares. Monedas que, al ser en oro, tenían más valor que el de curso legal. Aquel oro valdría ahora, más o menos, 8.200 millones de euros, pero mejor no echar cuentas.
La orden la dio el ministro de Hacienda, Juan Negrín, considerado un buen gestor hasta que este asunto le puso en la picota. Aquel dinero en manos de Stalin no iba a regresar, mucho menos cuando Franco avanzaba imparable. La Unión Soviética se cobró con aquel oro todos los envíos de material para ayudar a los republicanos. O sea, que lo que primero estuvo disfrazado de apoyo desinteresado para combatir al fascismo tuvo un precio. A finales de 1938 Stalin había cuadrado perfectamente las cuentas y ya no quedaba ni un céntimo. Tanto por los tanques… tanto por los víveres… tanto por esto… tanto por lo otro… Si por él hubiera sido, hasta le deberíamos dinero.
Cuando Franco ganó y abrió los sótanos del Banco de España se los encontró vacíos, así que tuvo que comprar oro a los nazis para rellenarlos; el mismo oro que tuvo que vender luego a Nueva York para afrontar los créditos contraídos con Estados Unidos tras la Guerra Civil. ¿Que dónde está el oro de Moscú? En Moscú. ¿Y el oro nazi? En Nueva York. Empate a uno.