Agustina la Bella

Decir que el día 19 de diciembre de 1868 nació en un pueblo de Pontevedra Agustina Otero Iglesias es como no decir nada. Si añadimos que fue una de las divas más admiradas en el París de la belle époque, una vedette de las de quitar el hipo y que se movía por la alta sociedad europea y neoyorquina como Perico por su casa, ya es decir mucho más. La niña Agustina se convirtió en la Bella Otero.

Otras fuentes sitúan su nacimiento el 4 de noviembre, pero es que ella no lo dejó nunca claro. Además, un mes arriba o abajo no cambia la ajetreada historia vital de esta mujer de bandera, mucho menos teniendo en cuenta que murió con noventa y seis años. Tuvo que echarle mucho arrojo la Bella Otero para bandearse por el mundo, porque huyó de su pueblo y su mísera familia con apenas trece años, después de sufrir una salvaje violación.

La dejaron medio desangrada en un camino, con la pelvis rota y estéril para los restos. Esa niña, en aquella aldea, quedó marcada como una mujer inservible. Y se buscó su propia suerte. Dejó atrás el hambre y los harapos, y se largó a París para triunfar como bailarina, y, ya que le habían arrancado de golpe y sin preguntar la inocencia y la decencia, decidió que a partir de entonces los límites los marcaría ella. Y se puso muy pocos, justo los que no le impidieran triunfar.

Era guapetona, con un tipazo de escándalo, cuello de cisne, cintura de avispa… y sabía explotar al máximo su erotismo sobre el escenario. Se convirtió en la española más famosa del mundo, de aquel mundo de glamour, joyas y ligues millonarios que la agasajaron hasta extremos escandalosos con tal de casarse con ella. Dicen que hasta siete pretendientes se suicidaron por el rechazo de la Bella Otero, una mujer que nació mísera, vivió a granel y a quien el juego desenfrenado, al final, la devolvió a la pobreza más absoluta. Pero nadie le pudo quitar lo bailado. La forma de sus pechos aún se puede adivinar en las cúpulas del hotel Carlton de Cannes. El arquitecto que construyó el hotel bebió los vientos por ella.