El baño de Fraga en Palomares

Han pasado más de cuarenta años desde que Manuel Fraga se calzara aquel bañador infame para darse su mediático baño en la playa de Palomares (Almería). Ocurrió el 7 de marzo de 1960 y formaba parte de un show que se montaron Fraga y el embajador estadounidense en España, Angier Bidle Duke, para demostrar a los futuros turistas que las aguas de Almería no eran radiactivas y que los salmonetes y los meros seguían siendo tan buenos como siempre. Allí abajo había una bomba de hidrógeno mil veces más potente que la que destruyó Hiroshima, pero de algo había que morir.

Está claro que la bomba que había caído al mar y que aún no se había localizado cuando se bañaron aquellos dos valientes no liberó su carga de plutonio, uranio y americio, porque el embajador acabó muriendo a los setenta y nueve años, atropellado por un coche mientras patinaba, y de Fraga… en fin, nada que decir. Ahí sigue en el momento de rematar estas líneas.

Pero en aquel espectáculo televisivo faltó alguien que estuvo en un tris de ir para darse también el baño oportuno. Lo que pasa es que si hubiera ido ella, ni el embajador ni Fraga habrían acaparado la misma atención. Anne Baxter, la que fue Eva al desnudo, la que se llevó el Oscar por El filo de la navaja, estaba rodando un «spaghetti western» en el desierto de Tabernas, en el interior de la provincia almeriense, y cuando se enteró de la que había montada en Palomares dijo que se presentaba allí con unas chicas y así todas se bañaban con Fraga y el embajador.

Anne Baxter rodaba en aquellos momentos una película más infame aún que el bañador de Fraga, Las 7 magníficas, y se supone que la actriz, metida en su papel de heroína del Oeste, quiso probar las aguas a trece grados de temperatura. Anne Baxter pidió permiso a Fraga, y Fraga le dijo que sí, que se fuera con sus chicas porque cuanta más gente, mejor. Pero se enteró el embajador y dijo que de eso nada. Aquel golpe de efecto estaba perfectamente medido y la presencia de la actriz lo convertiría en un espectáculo hollywoodiense. Como allí los que mandaban eran los yanquis, Anne Baxter se quedó vestida de vaquera rodando su «spaghetti western» y Fraga, compuesto y sin chicas. Con lo bien que hubiera quedado en el NO-DO.