Caso Profumo

Muchos ni se acordarán, porque ocurrió a mediados del siglo pasado, pero el caso Profumo fue uno de los más divertidos y escandalosos que se dieron en la política internacional en plena Guerra Fría. En el caso Profumo se mezclaron con mucha gracia política, espionaje y prostitución. Fue el 4 de junio de 1963 cuando el ministro de Defensa británico John Dermis Profumo dimitió en medio de un escándalo social y político cuando se supo que estaba liado con una prostituta de lujo que a su vez tenía como amante a un espía soviético. A la reina de Inglaterra se le puso la corona de punta.

Las relaciones sexuales de los políticos no es que le importen a nadie, salvo cuando esos líos amatorios trascienden más allá del colchón y afectan a asuntos públicos.

El caso Profumo fue como sigue: el ministro de Defensa, aristócrata, educado en Oxford, conservador y perfectamente casado, se lió con Christine Keeler, una prostituta de alto copete. El tenía cuarenta y ocho años. Ella, diecinueve. Los servicios secretos británicos descubrieron que la jovencita, además de ser amante de Profumo, también lo era de un espía soviético llamado Eugene Ivanov. Lógico, era prostituta. Pero aquélla era una época en la que los bloques capitalista y comunista en los que se dividió el mundo se miraban de reojo, atentos a ver quién apretaba antes el botón del misil.

Se sugirió al ministro de Defensa que tuviera cuidadito y se le alertó de que a ver qué le había contado a su amante, porque esa información podría estar llegando a la Unión Soviética. Profumo, de entrada, lo negó todo. Un conservador como él cómo iba a estar engañando a su mujer, y encima con una prostituta. Tuvo el desparpajo, incluso, de negarlo ante toda la Cámara de los Comunes.

Los servicios secretos británicos siguieron tirando del hilo, acabó montándose un proceso judicial y ahí estalló todo. Profumo terminó confesando, la mujer le esperó en casa con un rodillo en la mano, la sociedad se escandalizó y el Partido Conservador perdió las siguientes elecciones. Y todo por unos cuantos achuchones extramatrimoniales.