Alfonso XIII estaba ya muy malito cuando entendió que jamás recuperaría el trono de España, así que no le quedó otra que abdicar en su hijo Juan. Ocurrió en Roma el 15 de enero de 1941. A Alfonso XIII sólo le quedaba un mes de vida y a su hijo Juan la esperanza de que Franco le diera permiso para reinar como Juan III. Pero no pudo ser, porque para que reinara Juan, Franco tenía que retirarse a sus cuarteles y el dictador no estaba dispuesto a dejar de mangonear España.
Siguiendo el orden sucesorio, a Juan de Borbón no le hubiera correspondido reinar ni de lejos, porque era el penúltimo de los seis hijos de Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Echen cuentas. El primogénito, Alfonso, tuvo que renunciar a sus derechos sucesorios para casarse con una cubana plebeya. Jaime, el siguiente, era sordomudo y también renunció porque se lo pidió Alfonso XIII, aunque años más tarde dio la matraca para recuperar sus derechos. No coló.
La tercera hija era Beatriz y la cuarta, María Cristina, y como las dos eran chicas ya se sabe que no están capacitadas para reinar mientras haya otro chico en la cola, y ese chico era Juan.
Y miren que intentó Juan de Borbón caerle bien a Franco. Se puso a sus órdenes, le escribió cartas rogándole que le dejara luchar a su lado, le deseó que Dios le ayudara en la noble empresa de salvar España, y hasta entró por Navarra de incógnito, vestido de falangista y con el nombre de Juan López, para luchar al lado de los golpistas. Pero Franco lo estuvo toreando con buenas palabras porque no quería enemistarse con la familia real, que apoyaba fervientemente la Cruzada.
Franco le decía al voluntarioso Juan que no podía permitirle correr riesgos por el importante puesto que ocupaba en el orden dinástico; que si le pegaban un tiro, España se quedaría sin heredero, y esto era muy malo para los intereses del país. A Juan de Borbón le costó enterarse de que aquel señor al que tanto admiraba sólo era un dictador que no tenía intención de dejar el poder hasta el mismo momento de su muerte. Franco descartó al padre, descartó al hijo y coronó al nieto.