Fernando VII, el veleta constitucional

A Fernando VII eso de la Constitución y la monarquía parlamentaria le parecían mamarrachadas, tonterías de la plebe. Pero el día 9 de marzo de 1820 tuvo que firmar por segunda vez la Constitución de 1812, aquella que sancionaron las Cortes de Cádiz el día de San José y por ello felizmente bautizada como La Pepa. Pero Fernando VII firmó la Constitución ocho años después de su aprobación porque, prácticamente, le pusieron un trabuco en el cogote. Como era un cínico redomado, cuando se vio sin salida, soltó la famosa frase: «Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional». Comenzaba en España el Trienio Liberal, un trienio que acabó cuando Fernando VII dijo que de lo dicho nada. Que era broma.

Los diputados de Cádiz no sabían lo que hacían cuando proclamaron en el preámbulo de la Constitución que Fernando VII era el rey elegido por las Cortes. El monarca estaba cautivo en Francia y se creían los diputados que cuando volviera estaría tan contento de que España tuviera su primera Constitución. Fernando VII volvió, juró la Constitución en 1814 e inmediatamente después se retractó. Dijo que qué era eso de soberano constitucional. De eso nada. El era soberano absoluto y punto. Derogó la Constitución, declaró nulos todos los decretos y La Pepa se fue a freír espárragos.

Comenzó entonces la revolución, porque el ejército estaba a rebosar de liberales contrarios al poder absoluto del rey. Hubo constantes pronunciamientos militares y todos empezaban igual, con una arenga a la tropa que decía:

Es de precisión para que España se salve, que el rey Nuestro Señor jure y respete la Ley Constitucional de 1812, afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles. ¡Viva la Constitución!

Pero los pronunciamientos no triunfaban, hasta que llegó un militar que se pronunció un poco mejor: Rafael del Riego. Gracias a él Fernando VII tuvo que acatar, otra vez, la Constitución, y gracias al apoyo de los Cien Mil Hijos de San Luis el rey pudo retractarse de nuevo tres años después. Otra vez La Pepa al garete.