Declaración de Carlos María Isidro

«Yo, Carlos María Isidro de Borbón y Borbón, infante de España, hallándome bien convencido de los legítimos derechos que me asisten a la corona de España, siempre que sobreviviendo a vuestra majestad no deje un hijo varón, digo, que ni mi conciencia ni mi honor me permiten jurar ni reconocer otros derechos, y así lo declaro». Estas líneas las firmó Carlos María Isidro el 29 de abril de 1833, para dejarle muy clarito a su hermano Fernando VII que el heredero de la corona de España tenía que seguir llevando pantalones. Comenzó la bronca carlista.

La declaración anterior fue la contestación de Carlos María Isidro a una carta de su hermano Fernando VII en la que le pedía que jurara a la niña Isabel, a la futura Isabel II, como Princesa de Asturias y, por tanto, como siguiente reina de España. El infante Carlos se sentía legítimo heredero de la corona, puesto que su hermano Fernando VII no había tenido hijos varones. Ya palpaba el trono Carlos María (no porque le apeteciera; ¡nooo!, qué va, sino porque era su obligación) cuando su hermano, el rey, derogó la ley que prohibía reinar a las mujeres. Su hija Isabel pasó a ser la heredera y Carlos María se quedó a verlas venir.

Pese a que aquella declaración firmada el 29 de abril suena muy contundente, no crean que lo fue tanto. Esas líneas sólo eran la parte oficial que debía quedar para los anales de la historia, porque la carta que adjuntó Carlos María a Fernando VII junto con esa declaración solemne, en realidad, empezaba diciendo: «Mi muy querido hermano de mi corazón, Fernando de mi vida», para luego añadir que la corona era suya y de nadie más. Carta a la que Fernando contestó igual de cariñosamente, diciendo: «Mi muy querido hermano mío de mi vida, Carlos de mi corazón…», para decirle más adelante lárgate del país y no vuelvas. Y a propósito, te he confiscado todos tus bienes. Es decir, que los hermanos más que quererse se adoraban, pero las consecuencias de tanto corazón mío y tanto cariño de mis entretelas fueron las tres guerras carlistas que desangraron al país. Porque hay cariños que matan.