Colón, vuelta a las andadas

Había una buena montada en Cádiz aquel 25 de septiembre de 1494. Un tipo de nombre Colón iniciaba su segundo viaje hacia unas nuevas tierras conquistadas en nombre de la corona de Castilla un par de años antes. Nadie sabía entonces que aquello era un continente nunca explorado, porque Colón seguía empeñado en llegar a Cipango, a Japón, por una ruta hacia el oeste y demostrar, así, que la tierra se podía rodear en barco. De hecho, Colón se murió sin enterarse de que entre Asia y Europa, en mitad del mar, estaba América.

Este segundo viaje de Colón ya no tenía la modestia del anterior. Ahora viajaban diecisiete naves, nada de tres miserables carabelas, y casi mil quinientos hombres entre soldados, frailes, artesanos y campesinos. Se trataba de afianzarse en los nuevos territorios, de comenzar la colonización, pero, sobre todo, Colón estaba empeñado en llegar a Cipango, y anda que no quedaba lejos Cipango; como unos 15.000 kilómetros más hacia Occidente. Pero, bueno, mientras buscaba lo suyo, Colón iba desembarcando en islas caribeñas y tomando posesión: La Deseada, Dominica, Guadalupe, Montserrat, Puerto Rico… Hasta que se dio de bruces con el primer disgusto: el fuerte Navidad, aquel que se construyó en La Española durante el primer viaje con los restos de la carabela Santa María, estaba hecho añicos. Y lo peor, a los treinta y nueve hombres que dejó allí los habían matado los indios.

Aquí comenzaron las tiranteces con los indígenas y desde entonces nos tienen cierta manía. Lógico, porque los nativos querían seguir a lo suyo y correteando en taparrabos, y los conquistadores se empeñaron en quitarles el oro con una mano mientras con la otra los cristianizaban. Sin olvidar los desmanes con la población femenina, que ésta fue otra. Pero, bueno, aquel segundo viaje quedó marcado en la historia porque fue en el que se fundó la primera ciudad española en América, La Isabela, y en donde comenzó la mala fama de Cristóbal Colón, porque, además de descubrir, ahora había que gobernar. Y eso era otra historia.