Ocurrió el 18 de septiembre de 1698, pero se mantiene aún hoy como uno de esos enigmas por el que cualquiera pagaría por desvelar. Este día ingresó en la prisión de la Bastilla, para no salir nunca más, el enigmático Máscara de Hierro. Nunca se ha sabido a ciencia cierta quién fue ni jamás alguien ha aclarado por qué lo encerraron… lo único cierto es que no se parecía en nada a Leonardo di Caprio ni era el hermano gemelo de Luis XIV.
El Hombre de la Máscara de Hierro existió porque su detención, su encarcelamiento en la isla de Santa Margarita, su traslado a la Bastilla y su muerte están documentados. Pero lo que no aparece por ningún lado es su identidad y las razones por las que el Rey Sol, Luis XIV, ordenó su encarcelamiento. El prolijo Voltaire, que durante su estancia en la Bastilla recogió testimonios de presos que habían coincidido con Máscara de Hierro, escribió en su obra El siglo de Luis XIV que «quedan aún muchos de mis contemporáneos que atestiguan la verdad de lo que apunto, y no conozco hecho más extraordinario ni mejor comprobado». Luego llegó Alejandro Dumas y terminó de liarla, porque en su obra El vizconde de Bragelonne, una de las muchas continuaciones de Los tres mosqueteros, introdujo al misterioso personaje como hermano gemelo de Luis XIV, encarcelado para que no pudiera disputarle el trono.
Pero esto es literatura de ficción y luego cine, porque hasta hoy ha sido del todo imposible averiguar quién era el hombre oculto bajo la máscara y que, por cierto, según otras fuentes más fiables, no era de hierro, sino de terciopelo negro. Lo único que se sabe es que en prisión era tratado con exquisitez, que no le faltaron comodidades, que había orden de matarlo si hablaba de más y que se murió, probablemente de aburrimiento, en 1703.
Fue enterrado en el cementerio de San Pablo de París bajo una lápida con seudónimo. Aquí se acabó El Hombre de la Máscara de Hierro, un personaje que continuó seduciendo a los herederos de la corona francesa. Luis XV y Luis XVI ordenaron revolver todos los archivos para averiguar la identidad de aquel individuo, pero se quedaron con las ganas. Al Hombre de la Máscara de Hierro se lo tragó la tierra.