El Golden Gate

Ya no es el puente más largo del mundo, pero sigue siendo el más famoso porque es su momento fue un prodigio de la ingeniería civil. El Golden Gate, el puente colgante que une los dos extremos de la bahía de San Francisco, se abrió al tráfico el 28 de mayo de 1937. La única faena es pintarlo. La última vez que le dieron una mano a todo el puente se tardaron treinta años, pero lo hicieron tan bien que el Golden Gate sólo necesita ligeros retoques de los que se encarga una brigada de treinta y ocho pintores de brocha gorda, muy gorda, porque el puente es grande, muy grande.

Antes de construirse el Golden Gate, ya saben, ése de color rojizo que tiene dos grandes torres y muchos cables colgando, la única manera de cruzar la bahía de San Francisco era en ferry, y la densa niebla que suele empadronarse allí convertía la travesía en un suplicio. El caos marítimo que se montaba por el intenso tráfico era peor que la operación retorno del puente de mayo.

Pero nadie se atrevía a construir un puente, porque era imposible salvar aquella gigantesca distancia de casi 3 kilómetros, luchando, encima, contra los fuertes vientos y las corrientes marinas durante su hipotética construcción. Hasta que llegó el arquitecto Joseph Strauss y dijo, venga, yo lo hago.

Calculó todo al milímetro: las desviaciones del puente en función del azote de los vientos y la carga; la resistencia a los posibles seísmos que lo sacudirían… ordenó que se fuera pintando a medida que se construía, porque se oxidaba a la velocidad del rayo… Por calcular, calculó hasta la siniestralidad laboral que se iba a producir durante los cuatro años de construcción: treinta y cinco muertes. Y en esto fue en lo único que se equivocó Strauss. Porque calculó tan estupendamente bien las medidas de seguridad, vigilando que todo el mundo llevara casco, haciendo controles de alcoholemia y colocando redes, que el Golden Gate sólo se cobró doce víctimas durante su construcción.

Pero las cifras más siniestras del puente las han puesto las más de mil trescientas personas que han decidido saltar al vacío desde sus barandillas. Una tragedia que rompe la enorme belleza del Golden Gate.