Inaugurado el Camp Nou

El 24 de septiembre de 1957 Barcelona amaneció engalanada. Lógico, era el día de la Merced, la patrona. Pero más que de adornos marianos, la ciudad estaba vestida de blaugrana, porque aquel día se inauguró el Camp Nou. El Barça abandonaba así sus antiguas instalaciones de Les Corts endeudado hasta las cejas, porque el presupuesto inicial de la construcción, 67 millones de pesetas, acabó convertido en 288. Pero no importaba. Comenzaba a forjarse «més que un club».

El Camp Nou no es que trajera suerte al Barça, porque, salvo en las dos primeras temporadas tras la inauguración, el equipo no levantó cabeza en los años sesenta. Dio igual, porque la afición no dejó de tirar del carro. Los noventa mil espectadores que acogía el nuevo estadio continuaron llenándolo domingo sí, domingo no. Los actos del día de la apertura comenzaron con una misa solemne, siguieron con la bendición del estadio por parte del arzobispo, continuaron con el canto del Aleluya de Handel y remataron con la entronización de la imagen de la virgen de Montserrat. Así se entiende que al Camp Nou lo llamen la catedral del Barça.

Saltaron al césped en el partido inaugural Ramallets, Olivella, Brugué, Segarra, Vergés, Gensana, Basora, Villaverde, Martínez, Kubala y Tejada, que dieron la del pulpo a la selección de Varsovia. Era lo previsto. Cuando un equipo estrena estadio e invita a otro a un encuentro amistoso no es para perder. Fueron los primeros cuatro goles marcados por el Barça en el Camp Non, que, por cierto, no era el nombre oficial del estadio. Se llamaba Estadi del Fútbol Club Barcelona, porque así lo votaron los socios, pero la prensa y la afición continuaron llamándolo Camp Nou. Así que se impuso una nueva consulta en el año 2001 y, esta vez, sí, se votó mayoritariamente como nombre oficial el de Camp Nou. Dentro de poco, Foster Camp Nou.