Primera escuela de taquigrafía

Luz y taquígrafos, o sea, claridad en los planteamientos y por escrito para que quede constancia. Es una frase que popularizó el cinco veces presidente de Gobierno Antonio Maura cuando dijo aquello de: «Yo, para gobernar, no necesito más que luz y taquígrafos». Pues bien, la taquigrafía nació como cátedra en España el 21 de noviembre de 1802. Fue entonces cuando se creó la escuela oficial de esta técnica de escritura que sólo entiende quien la escribe.

No hay un inventor concreto a quien achacarle esto de la taquigrafía, que es un conjunto de signos con los que se puede representar la palabra simultáneamente a su pronunciación. Pero sí se sabe que el asunto viene de antiguo y que ya el romano Cicerón tenía un esclavo que pillaba los discursos al vuelo gracias a que utilizaba unos garabatos para poder escribir a la misma velocidad que hablaba su jefe. Luego los pasaba a limpio. Bien, pues desde los tiempos de Cicerón hasta ese año de 1802, no habíamos oído hablar en España de la taquigrafía.

Fue Francisco de Paula Martí el que logró que el gobierno de Carlos IV creara la cátedra de taquigrafía y quien publicó uno de los métodos para aprenderla. Se titulaba «Tachigrafía castellana ó arte de escribir con tanta velocidad como se habla». La primera vez que se usó oficialmente fue en las Cortes de Cádiz, o sea, que la transcripción de los debates para la creación de la primera Constitución española, La Pepa, salió de los garabatos de los taquígrafos. Y hasta hoy. Los taquígrafos de las Cortes tienen tal importancia, que sin ellos quedaría cojo el Diario de Sesiones.

Da igual que se vaya la luz, pero los taquígrafos tienen que estar. Acceder al puesto no es fácil. En las oposiciones que se convocan a Cortes aprietan mucho y la mayoría sale cateada. En 2007 se nombró sólo a siete nuevos taquígrafos, todas chicas, por cierto. Lo que sí tienen que tener es mucha calma para aguantarse las ganas de tirarle la máquina de estenotipia a la cabeza a algún orador que no se le entiende ni papa cuando habla. Pero si sobrevivieron a Manuel Fraga, aguantarán lo que les echen.