3.604, un décimo de cuatro reales

Antes, la Navidad no empezaba hasta que a alguien le tocaba el gordo. El chupinazo de las fiestas era el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad. Pero muchos ayuntamientos, accionistas, sin duda, de grandes almacenes, se empeñan en que la Navidad empiece en noviembre. Pues no, la Navidad empieza con la lotería y la lotería empezó gracias a Napoleón.

Tras la Guerra de la Independencia, las arcas españolas se quedaron temblando y hubo que inventarse algo para rellenarlas con dinero de los ciudadanos, sin que los ciudadanos se enteraran. El 23 de noviembre de 1811, las Cortes de Cádiz aprobaron, sin un solo voto en contra, la institución de una lotería llamada Nacional. Lo que pasa es que sólo podían jugarla en Cádiz y San Fernando.

La lotería se creó, y cito textualmente, como «un medio de aumentar los ingresos del erario público sin quebranto de los contribuyentes». Las Cortes llamaron a esta lotería nacional, pero los gaditanos comenzaron a llamarla «la moderna», porque había que diferenciarla de otra que ya existía, «la primitiva», la que introdujo Carlos III años antes.

La venta de lotería se fue extendiendo, sin prisa pero sin pausa, a medida que los franceses iban abandonando territorio español. De Cádiz pasó a Ceuta, luego a toda Andalucía y después al resto de España. El primer premio del primer sorteo lo ganó un gaditano que se llamaba Bernardo Nueve Iglesias. Pagó cuatro reales por un décimo y se llevó ocho mil pesos fuertes. No tengo ni idea de la equivalencia en euros, pero el caso es que a Bernardo lo pusieron en casa. El número premiado fue el 3.604.

El Sorteo de Navidad no llegaría hasta seis años después, en 1818, y para entonces la lotería era un juego al que casi nadie se sustraía. Los españoles no hemos dejado de jugar ni un solo año, ni siquiera durante la Guerra Civil; lo que ocurre es que cada bando hacía su propio sorteo y tocaban dos gordos. Malos tiempos, por mucho gordo que hubiera.

En los últimos años, con o sin crisis, los españoles siguen gastándose más de 2.500 millones de euros en lotería de Navidad, y luego nos pondremos tan contentos cuando nos toquen un par de terminaciones. La mala noticia es que de un par de Navidades a esta parte ha desaparecido el calvo del gabán negro dando soplidos y repartiendo décimos premiados. Pero peor lo lleva él, que dejó de cobrar los 120.000 euros que se llevaba por cada campaña. A él sí que le tocaba la lotería cada Navidad.