Libro Guinnes, el caso es destacar…

A los humanos nos gusta rodearnos de récords absurdos con tal de destacar en algo. Quién come más huevos duros, quién hace la paella más grande… Y si encima la excéntrica plusmarca queda plasmada en el Libro Guinnes, mejor que mejor. Pero ¿cuándo surgió? ¿Por qué se comenzaron a recoger hazañas?

Pues la idea, no el libro, nació el 10 de noviembre de 1951, mientras un grupo de amiguetes discutía sobre cuál era el ave de caza más veloz de Europa.

Hugh Beaver, un ejecutivo de la fábrica de cerveza Guinness, estaba tomándose unas pintas con unos amigos durante una jornada de caza mientras dirimían si el ave más rápida de Europa era el urogallo o el chorlito dorado. Resultó que no es ni una ni otra, pero a raíz de esta discusión surgió la idea de publicar un libro que recogiera estos asuntos. El ejecutivo consiguió el patrocinio de Guinnes para que dos periodistas recopilaran unas cuantas gestas. El primer Libro de los Récords se publicó en 1955, pero nadie imaginó que aquello se iba a prolongar en el tiempo y que los humanos comenzarían a dejarse la piel por ver quién mejoraba la anterior marca.

Al parecer, el tipo que ha logrado más plusmarcas es un estadounidense que en 1954 batió más de 160 récords. La mayoría tan absurdos como dar 900 saltos a la comba bajo el agua o caminar 140 kilómetros con una botella de leche en la cabeza. Récords bastante estériles, por otra parte, aunque los hay tan brutos que se han dejado la vida en el intento de superar la marca anterior.

De hecho, el Libro Guinnes tiene mucho cuidado con los récords que publica y sólo refleja 1.500 de los 40.000 que se baten cada año para evitar piques entre competidores. Ejemplo: una vez se publicó el récord del gato más gordo del mundo y varios insensatos cebaron a sus mascotas para superar el récord, con lo cual sólo consiguieron matarlas. Por cierto, el récord sin respirar bajo el agua son 17 minutos y 4 segundos. Ánimo.