¿Guarda usted en el garaje un coche matrícula de Barcelona 87223? Pues, qué suerte, porque es una pieza de museo. Fue un 1.400, el primero que fabricó la Sociedad Española de Automóviles de Turismo, la Seat de la Zona Franca de Barcelona, y que salió de la cadena de montaje el 13 de noviembre de 1953. Era negro, sobrio, redondeado… muy americano.
Junto a él se hizo una foto, muy orgulloso, el primer presidente del INI, general Juan Antonio Suanzes, aquel que luego se enfadó tanto con Franco que no fue ni a su entierro. El dueño de aquel primer 1.400 debió de ser como poco capitán general, porque costó 128.675 pesetas. El primer coche de la Seat española se montó artesanalmente con las piezas llegadas desde la Fiat italiana. La Seat ha puesto desde entonces en el mundo más de quince millones de vehículos.
La Seat la creó el INI, el Instituto Nacional de Industria, para motorizar la España de la posguerra. Pero los españoles que de verdad sufrían la posguerra sólo podían mirar cómo pasaban, muy vacilones, aquellos primeros Seat 1.400 que alcanzaban como máximo los 120 kilómetros por hora. Aunque nadie superaba los 60, porque se trataba de que te vieran el carro, con su volante elegantísimo y sus llantas con banda blanca.
Era un coche para privilegiados, porque el españolito medio tuvo que esperar cuatro años más, hasta 1957, para poder subirse en un 600. Entonces, sí se motorizó España. Se pasó de no poder comprar un 1.400 a que hubiera una lista de espera de cuatro años para tener un 600.
Ya no se ven aquellos entrañables 850, donde podía viajar una familia de cinco hasta arriba de maletas camino de Gandía; ni los picudos 1.500, unos armatostes que hacían las veces de taxi; ni los 124, ni los 133. La Seat dejó los dígitos y pasó a los Fura, los Ritmo y los Panda, y luego se sofisticó con los Toledo, los Córdoba y los León hasta llegar a su última berlina Exeo. Pero también pasó de los 925 empleados en 1953 a los 11.000 de plantilla en 2006, y de sacar cinco coches diarios de aquel modelo 1.400 a los dos mil que ahora sacaba cada día antes de que la crisis hiciera de las suyas.