El primer encuentro de Isabel y Fernando

En la España del siglo XV no había boda principesca que se realizara por amor… valiente tontería. La de Isabel y Fernando tampoco lo fue. Se casaron porque el poder que aglutinarían entre ambos sería tal que ya no habría reino europeo que les tosiera. El 11 de octubre de 1469 se entrevistaron por primera vez los novios católicos en Dueñas, en Palencia. Aquello no fue su primera cita, fue una reunión de negocios.

Todo estaba apalabrado desde meses antes, organizado al milímetro por Isabel, que era quien daba las órdenes. Por ahora sólo era la sucesora al trono de Castilla después de haberse quitado de en medio a la legítima, a su sobrina Juana la Beltraneja. Pero necesitaba que su futuro marido fuera Fernando de Aragón, aunque no lo hubiera visto en su vida. Tenía que ser él para poder reunir más territorio bajo su poder. Fernando no es que pusiera inconvenientes, porque a él el trato le venía de perlas, pero le quedó meridianamente claro que los pantalones los llevaría, a partir de entonces, siempre ella.

El primer encuentro de los príncipes fue secreto, porque había muchas intrigas para impedir ese matrimonio. Uno de los pretendientes de Isabel era Alfonso V, el rey de Portugal; otro, el duque de Guyena, francés; y el tercer aspirante era el duque de York, el futuro Ricardo III. Pero ninguno de los tres servía a los intereses de Isabel, porque ella hubiera quedado como segundona en Portugal, en Francia y en Inglaterra.

El único dispuesto a aguantar que Isabel llevara la voz cantante era el príncipe Fernando. La futura Isabel I de Castilla acudió a aquel primer encuentro vestida de moza plebeya; y él, el futuro Fernando II de Aragón, disfrazado de mozo de mulas. Ella tenía dieciocho y él, diecisiete años.

Lo cierto es que se gustaron nada más verse. Eran monos, pero aunque ella hubiera sido coja y él tuerto se hubieran gustado igualmente, porque en ese matrimonio sólo debía prevalecer la razón política. Y vaya si prevaleció… ahí tienen España. Ocho días después de aquel primer contacto se casaron y ella llegó al matrimonio sin haber catado varón. Al menos eso dijo. Había estado tan ocupada asegurándose el gobierno de Castilla, que no tuvo tiempo ni de tontear. El bodorrio está al caer.