Petardazo al Partenón

A los griegos, entre unos y otros, los dejaron sin Partenón, la obra más imitada de la historia de la arquitectura. El mayor desastre llegó el 26 de septiembre de 1687, cuando los venecianos bombardearon el Partenón porque sabían que los turcos tenían allí su depósito de pólvora. Un petardazo y ¡pum!, el templo voló por los aires. Aquel monumento de mármol había sobrevivido al tiempo durante dos mil años y el hombre se lo cargó en menos de lo que Atenea hubiera tardado en acordarse del padre de todos los venecianos.

La Acrópolis griega, y por encima de ella el Partenón, se mantuvo en pie desde su construcción pese a las muchas perrerías que le hicieron. La invasión romana respetó aquel templo dedicado a Atenea, diosa de la guerra y la sabiduría y protectora de Atenas. Y todavía aguantó cuando fue consagrado como iglesia cristiana y luego como mezquita. Y continuó intacto cuando en la Edad Media se convirtió en una residencia cuartelera. Pero el límite de la resistencia del Partenón llegó cuando venecianos y turcos se enfrascaron en una de sus muchas guerras. Los venecianos sabían que dentro de aquel templo griego los turcos guardaban su polvorín, y la mejor manera de dejarlos sin munición era reventándolo. El general italiano Francesco Morosini pasó a la historia como el tipo que se cargó el Partenón.

Pero todavía tenían que llegar los ingleses un siglo y pico después para rematar la faena. Total, como ya estaba medio roto, decidieron arrasar con todo el arte que aún quedaba. Esculturas, trozos de frisos, columnas, bajorrelieves… Si hasta intentaron llevarse una cariátide del templo de al lado. Aquella gran estructura que supervisó Fidias, ahora sí, quedó para el arrastre. Si quieren ver casi todo lo que le falta al Partenón, vayan al Museo Británico, que lo tienen allí a buen recaudo por mucho que los griegos reclaman que devuelvan lo que les robaron hace sólo doscientos años. Triste final para una de las más bellas obras arquitectónicas de todos los tiempos. Venecianos, turcos e ingleses tuvieron la culpa. Entre todos lo mataron y él solito se murió.