La Dama de Elche siempre está de actualidad. Cuando no es porque la encuentran, es porque la venden; cuando no, porque la llevan y, si no, porque la traen. Pero ha llegado a ser noticia en alguna ocasión hasta por cosas que no le han pasado… Como aquella vez, cuando se le adjudicó ser víctima de un robo que jamás existió. Ocurrió el 10 de noviembre de 1906, en el Museo del Louvre de París. Alguna enciclopedia, de esas que supuestamente se actualizan cada dos por tres, aún hoy recuerda la efeméride como cierta. Pero no. El único robo que sufrió la Dama de Elche fue al estilo diplomático.
En 1898 unos franceses que daban vueltas por España para ampliar los fondos del Louvre se enteraron de que un agricultor que andaba plantando alfalfa había desenterrado en Elche una pieza ibérica inigualable a la que España no le hizo el menor caso. Los franceses le dieron cuatro mil francos al agricultor, el agricultor siguió sembrando alfalfa un poco más feliz y la pieza se fue camino de París. La Dama habló francés hasta 1941.
En 1906 un aventurero belga con ansias de protagonismo robó del Louvre dos estatuillas ibéricas, y una de ellas, aunque muy pequeñita, se daba un aire a la Dama de Elche. De hecho se la conocía como «Cabeza femenina con trenzas enrolladas». Algunos periódicos recogieron la noticia y titularon «Robada La Dama de Elche del Louvre». Y ahí se armó el entuerto, pero la buena mujer ilicitana de rodetes en las orejas seguía en su sitio. Aquel robo del 10 de noviembre en el Louvre trajo mucha cola. Primero, porque dejó al descubierto la pésima seguridad del museo y, segundo, porque Picasso y su amigo el poeta Apollinaire compraron el material robado que años después tuvieron que devolver. Esa era la verdadera noticia.
La Dama de Elche luce palmito en el Museo Arqueológico de Madrid, y la última vez que salió de paseo fue en 2006 para viajar a su tierra y permanecer allí durante seis meses. Y aprovechando la circunstancia, conviene enderezar un entuerto más: aquel viaje a Elche, que casi todos los medios titularon como «La Dama regresa a casa cien años después de su hallazgo», no fue el primero.
La Dama fue a Elche desde el Museo del Prado en el año 1965, pero no se pierdan cómo: dentro de una caja de madera, en un Citroën destartalado y custodiada por dos guardias civiles. En 2006, la Dama fue y volvió en furgón blindado, escoltada por Policía Nacional y Benemérita; en un embalaje isotérmico con materiales de PH neutro y sondas de medición de humedad, temperatura e impacto. O nos pasamos, o no llegamos.