El juicio de Núremberg fue algo absolutamente extraordinario. Por primera vez en la historia los vencedores de una guerra iban a juzgar a los vencidos, y ese proceso comenzó el 20 de noviembre de 1945. Diecisiete naciones se unieron en un juicio contra el nazismo y sentaron en el banquillo a veintiún máximos representantes del Tercer Reich. Excluido Hitler, que se quitó de en medio por su cuenta. Tras nueve meses de juicio, se dictaron once penas de muerte, siete condenas a prisión y tres absoluciones. Alguno se libró de la horca con un suicidio a tiempo.
Parece mentira, pero el juicio de Núremberg se hizo gracias al empeño de Stalin. Si hubiera sido por Churchill y Roosevelt, los habrían fusilado a todos. Dos años antes de que acabara la Segunda Guerra Mundial, estos tres personajes firmaron una declaración tripartita en la que se comprometieron a juzgar a los criminales nazis en cuanto acabara la barbarie. Y allá va el chiste: Churchill y Roosevelt, aunque firmaron el acuerdo, eran partidarios de cazar a los nazis y fusilarlos en el mismo momento, pero Stalin dijo que de eso nada, que en la Unión Soviética no se ejecutaba a nadie sin juicio previo. Lo dicho, para partirse.
¿Por qué se eligió Núremberg? Pues, primero, porque los acusados tenían que ser juzgados en su propio país y, segundo, porque el palacio de Justicia de Núremberg era casi el único que seguía en pie de toda Alemania y también el único edificio capaz de acoger un proceso de tales características. Los nueve meses que duró el juicio debieron de ser para verlos. Núremberg, sin embargo, dejó un regusto amargo, porque nunca acabó de entenderse cómo pudo ser parte activa de aquel proceso la Unión Soviética, un país donde se cometían los mismos crímenes que se estaban juzgando.
Pero el juicio de Núremberg sirvió al menos para que Naciones Unidas aprobara que los crímenes de guerra, contra la paz y la humanidad pudieran ser juzgados en las personas de sus gobernantes. Lástima que algún país todavía no reconozca al Tribunal Internacional de La Haya. Estados Unidos juzgó, pero no quiere correr el riesgo de ser juzgado.