Calle Edward
Me entristece, aunque no puedo decir que me sorprenda, tu ruptura con el señor De Courcy. Él mismo acaba de informar de la misma al señor Johnson por carta. Se va de Londres, dice, hoy mismo. Ten por seguro que comparto tus sentimientos y no te enfades si te digo que tenemos que interrumpir el contacto, incluso por carta. Me hace sentir desgraciada, pero el señor Johnson jura que, si insisto en mantenerlo, se irá a vivir al campo el resto de su vida y ya sabes que es imposible aceptar tal extremo, mientras haya otras alternativas.
Habrás sabido, naturalmente, que los Manwaring están a punto de irse y me temo que la señora M. volverá a vernos. Pero aún está tan apegada a su marido y sufre tanto por él que tal vez no viva mucho tiempo.
La señorita Manwaring está a punto de llegar a la ciudad para estar con su tía y dicen que ha afirmado que no se irá de Londres sin haber conseguido a Sir James Martin. Yo, en tu lugar, me lo quedaría para mí. Casi me olvidaba de darte mi opinión sobre el señor De Courcy. Estoy encantada con él. Es tan apuesto, creo, como Manwaring, y con un talante tan abierto y alegre que no se puede evitar quererle a primera vista. El señor Johnson y él son los amigos más unidos del mundo.
Adiós, mi querida Susan. Me hubiera gustado que las cosas no se torcieran tanto. ¡Esa desafortunada visita a Langford! Pero me atrevo a decir que todo lo que hiciste fue para bien y que no se puede desafiar al destino.
Con sincero afecto,
Alicia