Enfriadas estas cenizas, abrimos un antiguo libro.

Sus páginas, manchadas de óxido, narran las historias de los Caídos,

del imperio en guerra, de palabras yermas. Repunta el fuego,

su fulgor y las chispas de la vida no son sino recuerdos

vistos por ojos entornados. Qué no suscitan en mi mente.

Qué no dibujan mis pensamientos tras abrir el Libro de Gestas,

tras respirar el hondo aroma de la historia.

Presta pues atención a estas palabras llevadas en aquel aliento.

Estas historias son las nuestras, lo fueron entonces y ahora.

Pues somos historia revivida, y no hay más.

Historia sin final, y no hay más.