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Praga, 3 de noviembre de 1787

A Gaukerl le gustaba mucho la villa Bertramka, la casa de campo de los Duschek, donde los Mozart se habían instalado. Daba largos paseos con su dueño mientras Constance descansaba.

Don Giovanni era un éxito, pese a una crítica más bien negativa, que consideraba la ópera como «extremadamente difícil». Hoy, cuarta representación, en beneficio de Wolfgang, sorprendido al encontrarse encerrado en su despacho.

—Prohibido salir —tarareó la voz de Josepha Duschek.

—¿Por qué motivo?

—Sólo te liberaré con una condición: debes componer una melodía sobre el tema trágico de un héroe moribundo que se despide de aquella a la que ama y pide ser vengado. Dispones de varias plumas, mucha tinta y gran cantidad de papel pautado. Si quieres recuperar la libertad, ¡pon manos a la obra!

—Me niego a aceptar este chantaje —repuso Wolfgang, divertido— y pongo mis condiciones: si cometes un solo error al leer la partitura, la haré pedazos.

Cuando la contempló, Josepha Duschek quedó asustada.

—¡Este pasaje es terrible!

—Un trato es un trato. Te acompañaré al piano.

La cantante se mostró tan heroica como técnicamente excelente, y el aria de bravura «Bella mia fiamma, addio»[167] escapó a la destrucción.

Praga, 4 de noviembre de 1787

La carta de Wolfgang felicitaba a su hermano Gottfried von Jacquin: por fin se decidía a llevar una existencia menos vagabunda y menos agitada. Comportándose al modo de don Juan, Gottfried tenía demasiadas aventuras y no hacía honor a su cualidad de francmasón. «El placer de un amor pasajero y caprichoso —le decía su hermano Wolfgang—, ¿no está eternamente alejado de la felicidad que procura un verdadero y razonable amor?»

Seducir a las mujeres no era amarlas. Competir con los demás machos, coleccionar conquistas, ¡qué vanidad y qué vacuidad de alma! Ser infiel suponía traicionar un juramento. Wolfgang rechazaba la frivolidad y la pasión desenfrenada, incompatibles con el equilibrio y la seguridad.

Ninguno de sus personajes femeninos era vil o sórdido, pues era excesivamente consciente de su misterio y de su magia. Desde la primera nota de Thamos, rey de Egipto, presentía que su camino de hombre y de iniciado lo llevaría a celebrar las bodas del rey y de la reina, la verdadera unión de una pareja sin la que la propia iniciación no tenía mucho sentido.

—Las noticias no son muy buenas —le dijo Thamos, que había ido a almorzar a la villa—. He descubierto a varios policías de civil, la logia está permanentemente vigilada. No acudir a ella parecería sospechoso. Nuestros enemigos llegarían a la conclusión de que organizamos Tenidas secretas y reforzarían su dispositivo. Reunión oficial el 10. Mañana por la noche, los Maestros se encontrarán lejos de ojos y oídos indiscretos.

Praga, 5 de noviembre de 1787

De los más ilustres hermanos, como el conde Canal, a los más modestos, todos los Maestros de la logia La Verdad y la Unión estaban presentes. El Venerable Ignaz von Born abrió los trabajos de aquella Tenida secreta, celebrada en un apartamento seguro.

Durante el banquete, el conde Canal felicitó a Mozart por haber sabido ofrecer con su Don Giovanni una fabulosa búsqueda del auténtico poder, presente en el corazón del Fuego secreto.

Las bodas de Fígaro y Don Giovanni son dos éxitos, hermano Wolfgang. Praga te ha adoptado y desea conservarte. Conquistar al público de Viena, versátil y superficial, no va a ser fácil. Sin duda no apreciará demasiado tu Don Giovanni puesto que ensalza hasta las nubes las mediocres obritas de Salieri y sus émidos. En Praga, podrías trabajar con toda tranquilidad, y nosotros te ayudaríamos a instalarte del mejor modo.

—Os agradezco de todo corazón, hermanos míos, esta proposición, que me emociona mucho —respondió Wolfgang, conmovido—. Desde el triunfo de Las bodas, he soñado a menudo con vivir en Praga. Pero el Venerable Ignaz von Born me ha confiado una misión, y me he comprometido a cumplirla: mantener en Viena, sean cuales sean las dificultades, un ideal iniciático. Mi logia, La Esperanza de Nuevo Coronada, es la única oportunidad de lograrlo. Las circunstancias actuales nos son desfavorables, pero tal vez el porvenir se muestre más risueño. Suceda lo que suceda, no tengo derecho a abandonar a mis hermanos vieneses y emprender la huida.

Los praguenses admiraron el valor de ese Maestro masón para quien su deber de iniciado pasaba por delante de sus intereses personales y profesionales.

Praga, 10 de noviembre de 1787

El 6 de noviembre, Wolfgang había compuesto dos pequeños Lieder[168], entre ellos Das Traumbild (La imagen de un sueño), enviado a Jacquin, como si quisiera preservar los excepcionales momentos vividos en Praga.

Anunciada, la Tenida de primer grado de la logia La Verdad y la Unión se celebró según los usos y las costumbres de la francmasonería local, y se brindó a la salud del hermano Mozart, visitante de excepción.

Participar en un ritual correctamente celebrado devolvía energía y vitalidad. El diálogo interior cesaba, las preocupaciones se desvanecían y la presencia de los símbolos acababa con las vicisitudes de la época y las mediocridades humanas.

Los Tres Grandes Pilares, tan presentes en Don Giovanni, fueron iluminados, y el cielo de la logia apareció, revelando el fulgor de los iniciados que habían pasado al Oriente eterno.

Todos se hacían una angustiante pregunta: ¿habría conseguido la policía del emperador corromper a un hermano para que le informara desde dentro? Dada esta incertidumbre, se limitaron a banales intervenciones sobre la necesidad de la beneficencia, el respeto de las normas sociales y religiosas, y sólo se consagró un breve tiempo al estudio de un símbolo, el pilar Armonía, llamado también Belleza, en directa relación con el grado de Aprendiz. ¿No era la música de Mozart una de sus expresiones que permitía a cada cual percibir las resonancias del universo que creaba el Gran Arquitecto?

Dentro de tres días, Wolfgang abandonaría Praga y regresaría a Viena, con la esperanza de vivir una temporada musical mejor que la precedente. Pero ¿quién creía aún en él, salvo un pequeño círculo de amigos y algunos hermanos deseosos de vivir plenamente la iniciación? Al transmitirles el aliento de los praguenses, los ayudaría a luchar contra la adversidad.

Él no cedería nunca, y nada estaba aún perdido.